miércoles, 31 de marzo de 2010

Una casa dividida



Por M. Á. Bastenier (El País, Madrid)

¿Qué hace falta para que el presidente Barack Obama pase de afirmar que está muy molesto con Israel a estarlo de verdad? Y eso que el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, no para de dar facilidades. Hace dos semanas acogía al vicepresidente norteamericano, Joseph Biden, en Jerusalén con el anuncio de la construcción de 1.600 nuevas viviendas en la parte árabe de la ciudad, y la pasada, un desplante parecido coincidía con la reunión de ambos líderes en Washington. Inflando Palestina de colonos, Netanyahu no sólo ridiculiza la exigencia de Obama de que cese la judaización de los territorios ocupados, sino que viola 21 resoluciones de Naciones Unidas que prohíben la alteración de la contextura política, física y demográfica de la Ciudad Santa y reclaman la retirada israelí de todo lo conquistado en 1967.

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El 4 de junio de 2009 el presidente estadounidense en un discurso-proclama en El Cairo demostró lo poco informado que estaba sobre la naturaleza profunda de las relaciones de su país con Israel, al prometer al mundo árabe y palestino un new deal, un volver a empezar; y, aunque reafirmaba toda suerte de garantías de seguridad al Estado sionista, lo que parecía que estaba anunciando era el fin de la bula de Jerusalén en Washington. Unos meses, varios desaires, y la publicación del Informe Goldstone que acusa a Israel de crímenes de guerra en Gaza más tarde, un Obama muy diferente le decía el 21 de enero a la revista Time que el conflicto era el "más intratable" que había conocido y con candor poco común que "había subestimado nuestra capacidad de convencer a Israel para que cambiara de política". Era la cola la que movía al perro. El gran especialista británico Patrick Seale escribe hoy que "las espadas están en alto" entre dos dirigentes que "se detestan".
Obama veía en enero muy cuesta arriba la aprobación del proyecto de ley de Seguridad Social y no conseguía atraerse a China y Rusia para la adopción de sanciones contra el programa nuclear iraní. El plan de cobertura sanitaria se convertía, sin embargo, hace unos días en ley y se firmaba con Rusia un nuevo tratado de limitación de armas atómicas, al tiempo que Moscú se mostraba más comprensivo en la cuestión iraní. El presidente recobraba cierta libertad para ocuparse de Netanyahu.
Después de que Eisenhower obligara a Israel a retirarse del Sinaí en marzo de 1957, no se ha producido ninguna presión insoportable de Washington sobre Jerusalén en relación con el conflicto de Oriente Próximo. Es cierto que Bush padre retuvo un préstamo de 10.000 millones de dólares hasta que el primer ministro israelí Isaac Shamir se avino rezongando a participar en lo que sería la conferencia de Madrid de octubre de 1990, pero el ultraderechista se habría ahorrado ese mal trago si hubiera anticipado las inmensas posibilidades de seguir ganando o perdiendo tiempo -que es exactamente lo mismo- en unas negociaciones directas con los palestinos, como viene ocurriendo desde 1993.
La idea de dos Estados, judío y árabe, codo con codo, está aceptada por las partes, pero con contenidos incompatibles. Para la Autoridad Palestina hay que aplicar las resoluciones de la ONU -retirada con ajustes territoriales menores- mientras que todos los Gobiernos de Israel sin excepción alguna exigen tales limitaciones de territorio y soberanía que vacían ese Estado de sentido. Y Hamás, aunque no ha aceptado formalmente el plan de la ONU, ha puesto fin a la guerra del terror y su jefe de Gobierno en Gaza, Ismail Haniya, ha dicho que aceptaría negociaciones directas con Jerusalén bajo los auspicios de Obama.
Sólo una intervención externa, que únicamente cabe a Estados Unidos, puede persuadir a las partes de que negocien en serio. Y eso parece hoy extraordinariamente difícil de conseguir con Netanyahu, que ha ido demasiado lejos en su desafío al presidente norteamericano, por lo que las mejores expectativas de Washington apuntarían a un cambio de Gobierno. A la espera de su oportunidad está el partido Kadima, que dirige Tzipi Livni, o la formación de un Gobierno de unión nacional. Pero, una vez iniciadas las negociaciones, no habría razón para creer que Israel fuera a acatar las resoluciones 242 y 338 del Consejo de Seguridad de la ONU, ni de que Hamás quisiera difuminarse en una delegación nacional con la Autoridad Palestina. Sólo una presión extrema de Washington, infinitamente más decisiva que la de Bush II en 1990, puede encarrilar las negociaciones. Y cuesta creer que eso vaya a ocurrir.

martes, 30 de marzo de 2010

La responsabilidad de Ratzinger



Por Hans Kung (El País, Madrid)

Tras la Audiencia Papal del arzobispo Robert Zollitsch se hablaba de una "gran consternación" y de "profunda conmoción" por parte del Papa debido a los numerosos casos de abusos. Zollistch, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, pidió perdón a las víctimas y nombró, una vez más, las medidas tomadas y por tomar. Pero ni él ni el Papa han contestado a las preguntas fundamentales que de ningún modo pueden ser pospuestas. Según la última encuesta del Emnid (Instituto Alemán de Investigación de Opiniones) sólo el 10% de los participantes cree que la Iglesia está haciendo lo suficiente para superar esta situación; pero el 86% de los alemanes reprocha a quienes dirigen la Iglesia falta de disposición al esclarecimiento. La negación obispal de cualquier relación entre la ley del celibato y el abuso de menores ha de confirmarles en sus críticas.

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Pregunta 1. ¿Por qué sigue el Papa, enfrentado a la historia, definiendo el supuesto "sagrado" celibato como un "preciado regalo" y pasando por alto el mensaje bíblico que permite explícitamente a todos los cargos el matrimonio? El celibato no es "sagrado", ni siquiera "dichoso", sino más bien "desdichado" por excluir a innumerables buenos candidatos al sacerdocio y haber expulsado de sus cargos a multitud de sacerdotes por su disposición a casarse. La ley del celibato no es una verdad de fe, sino una ley eclesiástica del siglo XI que debió ser abolida tras las protestas de los reformadores en el siglo XVI.
Una respuesta seria hubiera exigido que el Papa al menos prometiera la revisión de esta ley, tan ansiada por una absoluta gran mayoría del clero y el pueblo. También el presidente del Comité Central de Católicos Alemanes, Alois Glück, y el obispo auxiliar de Hamburgo Jaschke exigen un comportamiento menos crispado frente a la sexualidad y una igualdad entre sacerdotes célibes y casados.

Pregunta 2. ¿Realmente opinan, tal y como repitió el arzobispo Zollitsch, "todos los expertos" que el abuso de menores por parte de clérigos y la ley del celibato no tienen nada que ver? ¡Quién puede acaso conocer la opinión de "todos los expertos"! Innumerables son, sin embargo, las declaraciones de psicoterapeutas y psicoanalistas que sí ven una relación: la ley del celibato obliga a los sacerdotes a abstenerse de cualquier actividad sexual; pero sus impulsos prevalecen, virulentos, con el riesgo de que sean apartados y compensados en una zona tabú.
Una respuesta seria exige que se tome en serio la correlación entre el abuso y el celibato, en lugar de negarla. Así en sus estudios de 25 años de duración -Knowledge of sexual activity and abuse within the clerical system of the Roman Catholic Church, 2004- el psicoterapeuta Richard Sipe deja clarolo siguiente: el estilo de vida célibe, sobre todo el que conlleva este tipo de socialización (a menudo internado, después seminario sacerdotal) puede alimentar una inclinación pedófila. Sipe constata una inhibición del desarrollo psicosexual que se manifiesta más a menudo en célibes que en el resto de la población media. Pero a menudo los déficits en el desarrollo psicológico y las inclinaciones sexuales se hacen conscientes después de la ordenación.

Pregunta 3. ¿No deberían los obispos, en lugar de pedir sólo perdón a las víctimas, admitir por fin de una vez su propia culpa? Durante décadas han convertido la cuestión del celibato en un tabú y los casos de abuso se han encubierto con silencio absoluto y traslados. A los obispos parecía importarles más la protección de sus sacerdotes que la de los niños. Pero existe una diferencia entre los casos individuales de abuso en colegios fuera de la Iglesia católica y los sistémicos y por ello, a menudo, se acumulan casos en la Iglesia católica romana, donde sigue imperando una moral sexual rigurosamente tensa que culmina en la ley del celibato.
Una respuesta seria hubiera exigido que el presidente de la conferencia episcopal declarara motu propio, en vez de esperar a que la ministra de Justicia diera un ultimátum de 24 horas a la autoridad eclesiástica, para que en un futuro la jerarquía eclesiástica no siguiera tratando los delitos penales al margen de la justicia estatal. ¿O habrá que pagar primero millones en indemnizaciones para que esta jerarquía entre en razón? En el año 2006 la Iglesia católica de Estados Unidos pagó la suma de 1.300 millones de dólares; en Irlanda en 2009 el Gobierno acordó con las órdenes religiosas la creación de un fondo de indemnización de unos ruinosos 2.100 millones de euros. ¡Estas cantidades reflejan un alto porcentaje estadístico de delincuentes célibes respecto a la totalidad de delincuentes sexuales!

Pregunta 4. ¿No debería sobre todo el Papa Benedicto XVI asumir su responsabilidad en lugar de quejarse de una campaña contra su persona? Nunca nadie perteneciente a la Iglesia tuvo tantos casos de abuso sobre su escritorio como él. Como recordatorio:
- Ocho años como catedrático de Teología en Regensburgo: debido a su estrecho vínculo con el director de la orquesta de la catedral, su hermano Georg, estaba perfectamente informado sobre los sucesos en el Regensburger Domspatzen (el coro de la catedral de Regensburgo). No se trata en estos momentos de las, lamentablemente, habituales bofetadas de aquella época, sino posiblemente de delitos sexuales.
- Cinco años como arzobispo de Múnich: acaban de conocerse nuevos abusos por parte de un sacerdote y delincuente sexual trasladado durante el obispado de Ratzinger. Su leal vicario general de entonces, mi compañero de estudios Gerhard Gruber, asumió toda la responsabilidad, pero no consiguió apenas exonerar al arzobispo, también administrativamente responsable.
- Veinticuatro años como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe: es aquí donde bajo absoluto secreto (Secretum pontificium) todos los delitos sexuales de clérigos fueron y son registrados e investigados. En su carta del 18 de mayo del 2001 sobre los "graves delitos" dirigida a todos los obispos, Ratzinger volvió a ligar los casos de abuso al secreto papal cuya vulneración se pena con el castigo eclesiástico.
- Cinco años como Papa sin hacer nada respecto a esta siniestra práctica.
Una respuesta seria reclamaría que el hombre que desde hace décadas tiene la responsabilidad del encubrimiento mundial, justamente Joseph Ratzinger, pronunciara su propio mea culpa. Tal y como lo exigió el 14 de marzo de 2010 el obispo de Limburgo Tebartz-van Elst en un discurso por radio a todos los creyentes: "Porque una indignante injusticia no puede ser encubierta ni aceptada necesitamos una inversión que dé lugar a la verdad. Inversión y penitencia tienen su comienzo en el pronunciamiento de la culpa, el ejercicio y la apreciación del arrepentimiento, la asunción de la responsabilidad y la oportunidad de un nuevo comienzo".

Hans Küng es catedrático emérito de Teología Ecuménica en la Universidad de Tubinga (Alemania) y presidente de Global Ethic.

Duros con la delincuencia



Daniel Paz & Rudy (Página 12, Buenos Aires)

viernes, 26 de marzo de 2010

"Dios, ¿esto está bien?"


Por Yolanda Monge (El País, Madrid)

Washington.- Unas veces sucedía durante la confesión. Otras en medio de la noche, en los dormitorios. El padre Murphy llegaba, les masturbaba y se marchaba. Con 13 años, Arthur Budzinski se escondía bajo su cama llorando, temeroso del siguiente asalto e incapaz de pedir ayuda. El infierno de abusos sexuales en el que vivía a manos del cura al que su familia confió su educación no podía relatárselo a sus padres, que desconocían el lenguaje de signos. Budzinski era sordo e incapaz de hablar. Años después de los abusos sexuales que marcaron su vida para siempre, Budzinski, hoy pasados los 60, pudo relatar las vejaciones a las que fue sometido. Lo hizo con las manos, con el lenguaje que le enseñó su verdugo.

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"No podías escapar. Era como estar en una prisión", dice uno de los menores
Un nuevo caso de pederastia sacude a la Iglesia de Roma, quien echó tierra sobre cerca de un cuarto de siglo de acosos. Más de 200 niños sordos fueron sometidos a abusos entre 1950 y 1974 por el padre Lawrence Murphy , quien impartía clases en la renombrada escuela para discapacitados auditivos de Saint John, en Milwaukee (Wisconsin) -colegio que cerró sus puertas en 1983 por razones económicas-. Ayer, el diario The New York Times llevaba a su primera página el caso y aseguraba que el Vaticano no castigó al cura acusado de abusar de los menores -a pesar de tener conocimiento de los hechos- "porque estaba muy enfermo".
Los hechos eran así un día cualquiera. "Me encontraba en la cancha jugando al baloncesto y los chicos venían y me decían: 'El padre Murphy quiere verte", explicó James Smith, cuando ya de adulto pudo enfrentar sus demonios. "Intentaba no ir, escaparme, pero finalmente el padre me arrastraba a su oficina y abusaba de mí", contó Smith. "Una vez más", puntualizó. "Nunca se lo dije a nadie", declaró una de las muchas víctimas de Murphy. "Pensé que estaba solo". No le faltaba razón.
Porque no sólo las autoridades vaticanas fracasaron a la hora de hacer justicia. En el caso de pederastia de la Iglesia de Milwaukee que ahora salpica al Vaticano también la justicia ordinaria ignoró por completo las denuncias de las víctimas durante demasiado tiempo. Tres sucesivos arzobispos de Wisconsin supieron que el padre Murphy abusaba de los niños de Saint John, pero nunca lo reportaron a las autoridades civiles, según el Times, que ha obtenido todos los documentos para escribir su artículo de los abogados Jeff Anderson y Mike Finnegan, letrados de cinco de las víctimas del sacerdote católico que han demandado a la Archidiócesis de Milwaukee. Ni la policía, ni la fiscalía. Nadie. Nadie, hizo nada.
La ronda nocturna del sacerdote a veces incluía el abuso de más de un niño en sus camas. "Casi nunca decía nada", relató Steve Geier, sobre quien los abusos comenzaron cuando tenía siete años. A veces, cuando otros pequeños veían cómo el reverendo abusaba de sus compañeros, se tapaban la cabeza con las mantas, se abrazaban y sollozaban juntos. "Murphy era muy fuerte y poderoso", recordó Geier para el periódico local Milwaukee Journal Sentinel en el año 2006. "No podías escapar. Era como estar en una prisión", declaró en la entrevista. "Me sentía muy confundido, el padre Murphy me manoseaba y yo preguntaba: 'Dios, ¿esto está bien?".
El padre Murphy nunca fue castigado. Arrepentido de sus pecados -admitió haber abusado de al menos 30 chicos, según una trabajadora social que le dio apoyo psicológico-, fue trasladado discretamente en 1974 a una diócesis al norte del Estado. Allí pasó sus últimos 24 años de vida. Rodeado de niños en las parroquias, en los colegios y en un centro de detención juvenil donde predicaba.
Murphy murió en 1998 a los 72 años y fue enterrado con su hábito de cura. Su familia desoyó las instrucciones del arzobispado de Milwaukee de que su funeral fuera pequeño y que el féretro se mantuviera cerrado. Cuanto menos se hablara del caso, mejor. Para muchos, el padre Murphy era casi un santo. Un hombre dotado para entender a los sordos, comunicarse con ellos a través de su particular lenguaje y con grandes dotes para recaudar fondos para su causa. Sólo los abusados sabían lo que sucedía cuando el reverendo de cara redonda los hacía llamar a su despacho; o los toqueteaba en su coche; o en la casa de campo de su madre. Existe una fotografía de 1960 de 11 chicos ataviados con sus uniformes de baloncesto. En el margen izquierdo de la instantánea, el padre Murphy, vestido con su sotana, sostiene la pelota junto a sus muchachos. Al menos cinco de esos jóvenes han admitido que fueron abusados por su confesor y preceptor. Al menos.

Cronología

- Ordenación. En mayo de 1950, Lawrence C. Murphy es ordenado sacerdote. Su primer destino es el de capellán en la escuela St. John para niños sordos. Las quejas de los alumnos empiezan a llegar a la dirección.

- Ascenso. El 1 de enero de 1963, el cura es ascendido a director del colegio.

- Quejas públicas. El caso de los abusos se hace público por primera vez en 1974. Un grupo de antiguos alumnos pega carteles en la catedral de Milwaukee con la leyenda de Se busca.

- Traslado. El 12 de septiembre de 1974 el sacerdote se traslada a vivir con su familia. El motivo oficial es "baja por enfermedad". Nunca volvió al colegio de sordos.

- Investigación. El 12 de diciembre de 1993, una experta en desórdenes de conducta contratada por la archidiócesis de Milwaukee estudia la personalidad de Murphy.

- Denuncia. Cuatro días después, la experta escribe al obispo de Milwaukee diciéndole que Murphy ha admitido abusos a 19 chicos del colegio de sordos.

- Notificación a Ratzinger. El 17 de julio de 1996, el arzobispo de Milwaukee informa a la Congregación para la Doctrina de la Fe (dirigida por Ratzinger), de que hay dos casos de sacerdotes en su diócesis que deberían ser juzgados. Siguen varias notificaciones, hasta que el 9 de abril de 1997 se informa directamente a la oficina personal de Ratzinger. Este no hace nada.

- Fallecimiento. El 21 de agosto de 1998 muere Murphy

martes, 23 de marzo de 2010

Curado en salud



Por Jorge Elías (La Nación, Buenos Aires)

Para los mayores de 65 años existe el Medicare, gestionado por el Estado. Para las familias con ingresos modestos, así como para los niños, las embarazadas y las personas con capacidades especiales, existe el Medicaid. Entre un sistema de salud y el otro hay una legión de 46 millones de personas que, de necesitar un médico o un tratamiento, deberá pagarlo de su bolsillo o contraer una deuda acaso tan pesada como una hipoteca y otra legión de 25 de millones de personas que, sofocada por el alto costo de los seguros, toca madera ante la eventualidad de caer en cama y requerir algún servicio no previsto en su plan.

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Tanto ha insistido Barack Obama con la mentada reforma sanitaria que, una vez firmada en los jardines de la Casa Blanca, habrá logrado más que Bill Clinton en idéntico período, sus dos primeros años de gobierno. Habrá completado el circuito iniciado por Theodore Roosevelt, republicano, a comienzos del siglo XX, y continuado con la creación de la seguridad social durante el gobierno de Franklin D. Roosevelt, demócrata, en 1935. Tras los vanos intentos de Harry Truman, muchos años después, Richard Nixon, republicano, pocos progresos verá antes de verse obligado a renunciar por el caso Watergate.

En el ínterin, la mitad de las bancarrotas privadas de los Estados Unidos tiene un origen imposible, o increíble, en otras latitudes: los gastos médicos. Si el ex presidente argentino Arturo Illia se pregunta en la cama de un hospital público "quién va a pagar todo esto", como nos recuerda la obra teatral de Eduardo Rovner, ¿qué puede preguntarse un norteamericano de clase media en igual o peor condición?

Esa es la esencia de la batalla librada del Capitolio: no es entre demócratas y republicanos, sino entre aquellos que, pertenezcan a un partido o el otro, piensan que el sector privado o el público debe hacerse cargo del asunto. Las diferencias no son económicas, sino filosóficas, aunque el aumento de la incidencia del Medicaid y el Medicare en el déficit presupuestario sea cada vez más notorio y vertiginoso por el envejecimiento de una parte de la población, por un lado, y por el empobrecimiento de otra parte, por el otro.

La falta de un sistema de cobertura universal, usual en casi todo el mundo, permite cometer abusos a algunas aseguradoras que, de pronto, exigen adelantos de dinero para suministrar determinados tratamientos. Sobre todo, si no están previstos en el plan contratado. El empleador, en compañías medianas y grandes, paga una porción de la cuota; de la otra suele hacerse cargo el empleado. En los últimos años, la cuota ha crecido cuatro veces más que el salario.

¿Qué se propone Obama con su reforma sanitaria, caballito de batalla de su campaña electoral? Reducir los costos de los planes; garantizar a la gente que cada uno elegirá el suyo, incluido uno público, y mejorar la calidad de las prestaciones.

La ley finalmente sancionada en la Cámara de Representantes es la que aprueba el Senado en Navidad, antes de que los demócratas perdieran la banca del difunto Ted Kennedy en Massachussets. Eso sucede en enero, con la victoria del republicano Scott Brown. Como ese proyecto ha superado esa instancia en tiempos de mayor holgura demócrata, el arduo trámite en Representantes, con 219 votos favorables y 212 en contra, sólo necesita ahora la firma presidencial para ser ley y hacer historia.

Mi reino por una ley. Lejos está de verse en forma inmediata el cambio, más allá de que sea el resultado de nueve meses de gestación durante los cuales leales como Rahm Emanuel, jefe de Gabinete, han mirado con cierto recelo al Salón Oval por el empeño, quizás el capricho, de Obama en lograr aquello que ni Clinton y Hillary han podido en sus primeros años de gobierno, en los noventa. Por esa causa pierden las elecciones de medio término y la mayoría de número en el Capitolio en 1994.

Esta vez, el lobby farmacéutico gasta en un solo año, 2009, más de 26 millones de dólares en pulverizar el plan de Obama y los alternativos por temor a una caída de los precios y la posibilidad de que favorezcan el uso de genéricos. Las aseguradoras, a su vez, gastan nueve millones de dólares.

Tan importante es para Obama la ley que invierte en ella 55 discursos, casi 100 reuniones con representantes (diputados) de ambos partidos y cancela, a último momento, una gira por Indonesia y Australia, algo inusual en un presidente de los Estados Unidos, para no perderse la votación en Representantes. ¿En qué cede para lograr la aprobación? Emite una orden ejecutiva por la cual, a pedido de los legisladores demócratas que están en contra del aborto, reitera la prohibición de usar fondos federales para ese fin, excepto en casos extremos.

En 2014, cada norteamericano deberá tener un seguro de salud o pagar una multa anual de 95 a 695 dólares por persona o de hasta 2085 dólares por familia. Desde ese año, las aseguradoras no podrán negarles cobertura a personas con "condiciones médicas preexistentes". Los padres de familia, a su vez, podrán incluir a sus hijos de hasta 26 años en las coberturas que reciban de sus empleadores.

Esto no supone imponer una suerte de Estado de bienestar a la europea, sino, en el caso de Obama, recrear su eslogan de campaña, "Yes, we can!", con una promesa cumplida: "Nos hemos revuelto contra las influencias indebidas y los intereses especiales. No nos rendimos ante la desconfianza, el cinismo o el miedo. En lugar de eso, demostramos que todavía somos un pueblo capaz de hacer grandes cosas".

Es un asunto personal: Obama ve pelear contra las aseguradoras a su madre, enferma de cáncer. En la cruzada dilapida capital político: de más de un 70 por ciento de adhesión popular baja a menos del 50. En febrero, mientras los demócratas pierden elecciones, convoca a los suyos y los republicanos para hallar una solución bipartidista. Es más fácil mezclar agua y aceite. Está ahora curado de espanto. O, con el hecho consumado, curado en salud.

lunes, 22 de marzo de 2010

El FMI prevee crecimiento en América Latina, pero advierte contra estímulos


Por Matthew Cowley (The Wall Street Journal)

El Fondo Monetario Internacional prevé una mejoría en el crecimiento de América Latina este año, si bien los Gobiernos deben tener cuidado de no proporcionar demasiados estímulos a medida que sus economías repuntan, señaló el domingo un alto funcionario del FMI.

"Vemos clarísimos signos de que la región está volviendo a crecer", sostuvo Nicolás Eyzaguirre, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI.

Las proyecciones de crecimiento del FMI para la región probablemente serán revisadas cuando el organismo publique su informe sobre las perspectivas para la economía mundial en abril y podrían ser revisadas al alza nuevamente más adelante, sostuvo.

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Eyzaguirre hizo sus declaraciones en el marco de la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo.

Existen variaciones regionales, dijo: en algunos casos el crecimiento es robusto, mientras que otros países se están demorando más en salir de la recesión.

Los mercados emergentes más grandes, en especial aquellos con sólidos marcos macroeconómicos y ayudados por los precios de los bienes básicos, saldrán primero de la recesión, sostuvo Eyzaguirre.

El funcionario advirtió que a medida que la crisis económica y financiera global quede atrás, las medidas extraordinarias que se implementaron tendrán que comenzar a retirarse y los países deberá volver a "velocidad de crucero" en lo que se refiere al gasto.

En algunos casos, los bancos centrales podrían tener que comenzar a subir las tasas de interés para evitar cualquier alza de la inflación, indicó.

El FMI prevé un sólido repunte de la economía mexicana en torno al 4% para este año, a medida que la economía estadounidense comienza a reaccionar. No obstante, el FMI es más "cauto" que el mercado respecto del panorama para Estados Unidos, señaló.

México anunció planes para aumentar sus reservas internacionales para aumentar aún más su inmunidad cuando se desaten crisis internacionales.

Sin embargo, al FMI le preocupa que pueda producirse una carrera por las reservas internacionales, lo que perjudicaría el crecimiento global, y quiere aumentar su propia capacidad para poder ofrecer más garantías y disuadir la acumulación de reservas.

"Si todos los países emergentes comienzan una carrera en aumentar reservas, porque ninguno se quiere quedar atrás, ni ser visto como desprovisto, se dejan de gastar los excedentes, por lo tanto el dinamismo de las economías emergentes sería menor a si no acumularan sus reservas", señaló el funcionario. Eso sería malo para todo el mundo, que depende del crecimiento más rápido de los mercados emergentes a futuro, comentó.

Eyzaguirre indicó que no hay señales de burbuja en Brasil, pero que el país tiene que tener cuidado con no entregar demasiados estímulos durante esta fase del regreso al crecimiento económico.

El funcionario señaló que tan dramático como la escasez de financiamiento después de Lehman Brothers, sería la abundancia de liquidez hoy en día.

Argentina daría un paso hacia la recuperación del acceso a los mercados crediticios internacionales con su plan para reabrir el canje de deuda de 2005, sostuvo Eyzaguirre.

El funcionario manifestó que otro paso importante sería restaurar sus relaciones con el FMI, lo que comenzaría con una revisión de la economía argentina por parte de un equipo del FMI.

Eyzaguirre señaló que no había tenido ninguna reunión con funcionarios argentinos durante su reunión del BID.

El Presidente no tiene quien le crea


Por María de las Heras (El País, Madrid)

"Si de todas maneras nos van a matar, pues que siquiera nos maten por hablar", decía en una entrevista radiofónica la madre de dos de los muchachos masacrados en Ciudad Juárez (México) hace unas semanas, y en su voz había más un tono de rebeldía que de desesperación, exigiendo disculpas a las autoridades no ya por haber sido incapaces de proteger la vida de sus hijos, sino por haber insinuado que formaban parte de una pandilla de delincuentes, como si eso además justificara la masacre.

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"No es usted bienvenido", le espetaba en la cara al Presidente Felipe Calderón durante su primera visita al municipio, apenas unos días después de la matanza. "Si hubieran matado a alguno de sus hijos -le decía al Presidente y a su esposa- ya hubieran buscado debajo de las piedras para encontrar a sus asesinos".
Calderón reconoce que su estrategia para acabar con el narcotráfico no ha funcionado y anuncia un giro hacia el gasto social para tratar de minar desde las raíces la penetración del narcotráfico y la violencia que se viven en esa ciudad fronteriza. El jefe del Poder Ejecutivo federal regresa a Ciudad Juárez acompañado por siete secretarios de Estado y por el titular de la PGR (fiscalía) para presentar el plan "Todos somos Juárez, reconstruyamos la ciudad".
La semana pasada, Calderón viaja a Ciudad Juárez por tercera vez en este año y su secretario de seguridad pública presenta ante la opinión pública las estadísticas de los asesinatos del último año, asegurando que su número ha decrecido consistentemente en los últimos meses. Fuera del recinto donde se hacía la presentación, elementos del Estado Mayor Presidencial trataban de contener a un grupo de jóvenes que se resistían al grito de "Con nosotros muy cabrones, con los narcos maricones".
Previo a la más reciente visita presidencial, el sábado 20 de marzo asesinaron en Ciudad Juárez a tres personas vinculadas con el consulado de Estados Unidos en esa ciudad. Se escucha la indignación y condena del presidente Barack Obama y en pocas horas, contrario a lo que indican las leyes mexicanas, los cuerpos de las víctimas estadounidenses ya están cruzando la frontera rumbo a El Paso, Texas.
El gobierno mexicano se compromete públicamente a esclarecer los hechos y llevar ante la justicia a los culpables, y la secretaria de Estado de Estados Unidos anuncia que el 23 de marzo (mañana) visitará México junto con el secretario de Defensa Robert Gates, la jefa de la Seguridad Interna, Janet Napolitano, el director de Inteligencia Nacional, Dennis Blair y otros altos funcionarios involucrados en la ley y los narcóticos.
Hoy, en la encuesta que levantamos para elpais.com, quisimos hacer un recuento de las opiniones que acompañan los asuntos antes narrados, y los resultados no pueden ser más desalentadores.
Para empezar, el 62% de los mexicanos opina que tanta visita de Calderón a Juárez obedece a una estrategia para mejorar su imagen pública y no porque el mandatario tenga un interés real en mejorar las condiciones de vida en esa ciudad fronteriza.
Verdad o no, la opinión pública no cree lo que dijo el secretario de seguridad pública federal respecto a que el número de asesinato ha ido disminuyendo en los últimos meses, y en ese tenor, cinco de cada diez dicen que gastar más en programas sociales no va remediar tampoco la angustiosa situación de los juarenses.
El 68% opina que el Presidente Calderón le ha puesto un interés inusitado al caso de los norteamericanos asesinados, empeño que ha estado lejos de mostrar frente a los otros miles y miles de ejecutados que se acumulan en nuestro país día con día.
En cuanto a la visita de mañana de Hillary Clinton y los otros funcionarios del gabinete de Obama, parece que no hay muchas expectativas, y mientras 4 de cada diez piensan que puede salir algo positivo para México, cinco dicen que es poco probable que se llegue a acuerdos realmente trascendentes para el tema de la lucha contra el narcotráfico.
Además, esta semana la noticia ya no es Juárez, sino la ciudad de Monterrey, Nuevo León, estado también fronterizo. Presuntos grupos de sicarios recorrieron por dos días consecutivos los accesos carreteros y "decomisaron" al menos 60 vehículos de particulares con los que bloquearon durante horas al menos 30 puntos de las vías que comunican a esa capital con las poblaciones de Reynosa y Miguel Alemán, del vecino estado de Tamaulipas. Además, se registran otros asesinatos dos jóvenes estudiantes de excelencia (como los de Juárez de hace unas semanas, pero estos de posgrado), y como primera reacción las autoridades los acusan de ser sicarios para retractarse después ante la evidencia de lo contrario.
La Secretaría de Gobernación federal aseguró que los bloqueos son una reacción desesperada ante el avance logrado en el combate a la delincuencia. Suponiendo, sin conceder, que lo que estamos viviendo en México es resultado de la agonía del narcotráfico, habría que preguntarse entonces: ¿hasta dónde estamos todos dispuestos a pagar por los estertores?
NOTA METODOLÓGICA. Encuesta telefónica realizada el 20 de marzo, considerando 500 entrevistas a personas mayores de 18 años seleccionadas mediante un muestreo aleatorio simple sobre el listado de teléfonos del país. Con el 95% de confianza, el error estadístico máximo que podría esperarse es del +/- 4.5

sábado, 20 de marzo de 2010

Periodistas acusados de espiar para el ejército durante dictadura argentina




La divulgación de una lista de militares y civiles que colaboraron con el ejército argentino durante la dictadura causó conmoción en la provincia de Tucumán, al noroeste de la Argentina. Entre los nombres están los de dos periodistas muy conocidos en la región.

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Osvaldo “Cacho” García, ahora ex director de un noticiero en una televisora universitaria y del Estado (Canal 10), y Roberto Álvarez, quien tiene una larga trayectoria y trabaja para el servicio de noticias del Congreso Nacional, figuran entre las 125 personas que participaron en las actividades del llamado Batallón 601, un brazo de la inteligencia del ejército durante la dictadura (1976-1983). Ambos actuaban como “agentes de reunión" de información, según publicó la prensa.

Álvarez niega haber trabajado para el ejército y dice que él no es la persona nombrada en la lista, en tanto que García no pudo ser contactado y se encontraría de vacaciones, informa Perfil.

Organismos de derechos humanos de la región pidieron al rector de la Universidad Nacional de Tucumán que suspendiera a García y lo sacara de la pantalla de Canal 10, a lo que accedió. “Una persona que tiene tantos cuestionamientos no puede ser la cara visible del canal universitario", dijo el rector, citado por El Diario 24.

Unos 4.300 civiles habrían contribuido con la poderosa estructura represora del Batallón 601, según documentos desclasificados en enero por decreto presidencial y divulgados posteriormente por la prensa argentina.

La revelación de la lista de colaboradores en Tucumán coincide con un juicio a siete acusados por la desaparación de 22 personas, incluido el periodista del Canal 10 Eduardo Ramos, quien desapareció en 1976 en una prisión clandestina junto a su esposa embarazada, explica el sitio Primera Fuente.

miércoles, 17 de marzo de 2010

Dos noticias y una adivinanza



Por Martín Granovsky (Página 12, Buenos Aires)

Primera noticia: discuten cómo proteger a consumidores y ahorristas frente al abuso de los bancos.

Segunda noticia: el Ejecutivo y los senadores más oficialistas le están buscando la vuelta al problema de gobernar con buena parte del Senado que actúa como custodia del dogma conservador.

Adivinanza: ¿de qué país son las noticias?

Respuesta: de los Estados Unidos.

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Todo surgió por una iniciativa de Christopher Dodd, el presidente de la Comisión de Bancos del Senado norteamericano, demócrata por Connecticut, hombre clave del presidente Barack Obama en la Cámara alta, congresista de 1974, cuando tenía 30 años, y un firme opositor a las dictaduras latinoamericanas.

Por lo pronto, el nombre completo del organismo es Comisión de Bancos, Vivienda y Cuestiones Urbanas.

Dodd está trabajando en un paquete para restaurar la estabilidad financiera en los Estados Unidos. Sin embargo, los objetivos que se propone no son financieros. En la introducción a su proyecto pone un punto inicial, que es el colapso de la firma Bear Stearns dos años atrás. Es el símbolo de lo que llama “la peor crisis financiera desde la Gran Depresión” de los años ’30. Desde entonces, según Dodd, millones de personas perdieron sus empleos, los Estados Unidos sufrieron la crisis de vivienda y se evaporaron los ahorros de la gente. Como la matriz de esa crisis está en el sector financiero, el senador se propone “restaurar la responsabilidad y la posibilidad de controlar nuestro sistema financiero para dar a los (norte) americanos la confianza en que existe un sistema que funciona y los protege”. El propósito es un cimiento sano que permita “el crecimiento de la economía y la creación de empleos”.

El senador afirma que quiere evitar ambigüedades legales y exotismos en sectores como los mercados a futuro y zonas donde los arreglos financieros son de teléfono a teléfono, sin la observación de nadie. También se aplica a la letra chica de hipotecas y hedge funds, los fondos de inversión tradicionalmente opacos. Con el nuevo régimen esos fondos entrarían dentro de un sistema transparente y regulado, que entre otras cosas evaluaría el riesgo que suponen sus operaciones. En cuanto a las empresas que venden títulos hipotecarios en el mercado, grandes protagonistas de la explosión de la burbuja en el 2008 y 2009, estarán obligadas a asumir explícitamente un porcentaje del riesgo de la operación. Antes hacían de simples intermediarios y sólo trasladaban el negocio sin ninguna responsabilidad propia.

Obama ya envió al Congreso el paquete regulatorio. La Cámara de Representantes (diputados) lo aprobó el año pasado pero el Senado la frena. Desde principios del siglo XX, y notoriamente en la década de 1930, el Senado fue siempre más sensible a los intereses de los grandes bancos y firmas de inversión.

Una de las propuestas concretas de Dodd es crear la Oficina de Protección del Consumidor Financiero. Funcionaría en la Reserva Federal (el Banco Central de los Estados Unidos, FED en su sigla en inglés). Tendría un director independiente, propuesto por el presidente y confirmado por el Senado.

Otra es un Consejo para el Examen de la Estabilidad Financiera que deberá ocuparse de los riesgos sistemáticos que entraña la actividad de las instituciones financieras de gran porte. “En una economía global interconectada, es fácil que los problemas de algunos terminen siendo los problemas de todos”, dice el documento de Dodd. “Las fallas que produjeron la caída de grandes instituciones financieras el año pasado también devastaron la seguridad económica de millones de americanos que no hicieron nada equivocado y en una noche se les escaparon sus empleos, sus casas y sus jubilaciones”, explica.

Cada decisión implica millones de dólares en danza y en los Estados Unidos el juego de intereses cruza la política de manera bastante descarnada.

En realidad, la Oficina de Protección al Consumidor Financiero fue concebida por Obama para ser creada fuera de la Fed.

Los más conservadores del Senado rechazaron la idea: dijeron que sólo consentirían la oficina si se colocaba dentro de la Fed.

Así surgió en Dodd la idea de que el nombre sea propuesto por el presidente, de modo que haya una instancia democrática más, porque también el jefe de la Fed es elegido de esa manera. Si para juntar más votos el lugar de acción de la nueva oficina debe ser la Fed, que haya un procedimiento especial, razonó. Para Dodd, la clave es que no se repita el pasado. Es que en 1994 la Fed fue autorizada para frenar las hipotecas-basura. “Pero no hizo nada para evitar la catástrofe cuando el mercado de las hipotecas se vino al piso”, recordó Dodd.

Dodd revivió un capítulo clave del debate en el Senado, la cámara que en los años ’30 Franklin Delano Roosevelt debió batir para que su país no sucumbiera. Entre argumentos y matices, la disputa de fondo está clara. No se discute ya si la Reserva Federal debe ser el feudo presuntamente soberano que los más conservadores añoran. Eso significaría continuar con una banca central sensible ante las grandes organizaciones financieras e impermeable ante los consumidores. El objetivo es aumentar su poder regulador. Y la cuestión ya no es el qué sino el cómo.

domingo, 14 de marzo de 2010

Un pato es un pato



Por Santiago O’Donnell (Página 12, Buenos Aires)


Si camina como un pato y dice cuac, debe ser un pato. Más allá de algunas formalidades importantes, el gobierno de Porfirio Lobo (foto) en Honduras se parece demasiado a una dictadura. O por lo menos a lo que muchos argentinos entendemos por dictadura.

Hace dos semanas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos publicó un informe lapidario. “Deplora asesinatos, secuestros y agresiones en Honduras” desde el título y cuenta cosas que suenan conocidas.

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“La CIDH condena y lamenta los asesinatos de tres miembros activos de la resistencia al golpe de Estado, registrados el último mes en Honduras. Asimismo, la CIDH deplora los secuestros, detenciones arbitrarias, violaciones sexuales y allanamientos ilegales de que han sido víctimas personas de la resistencia contra el golpe de Estado y sus familiares. La CIDH expresa también su profunda preocupación ante la información obtenida de que hijos e hijas de activistas están siendo amenazados y hostigados, y que en dos casos han sido asesinados.”

El informe pasó desapercibido en los grandes medios que entonces desplegaban la noticia de Orlando Zapata Tamayo, quien había muerto haciendo huelga de hambre en una cárcel de Cuba. Uno no puede defender que un recluso muera de inanición en su celda, ya sea prisionero de conciencia o delincuente común. Pero ésa es otra historia.

El caso es que al mismo tiempo, no muy lejos de Cuba y casi en silencio, un grupo de represores, escuadrones de la muerte activados por un golpe de Estado, inventaba una nueva metodología terrorista para suprimir la protesta social: usar a los hijos.

“La Comisión observa con consternación que se estaría asesinando, secuestrando, agrediendo y amenazando a los hijos de los líderes del Frente de Resistencia, como una estrategia para acallarlos. En este sentido, el 17 de febrero de 2010 apareció ahorcada Dara Gudiel, de 17 años de edad, en la ciudad de Danlí, departamento de Paraíso. Dara Gudiel era hija del comunicador social Enrique Gudiel, quien dirige un programa de radio llamado Siempre al Frente con el Frente, donde se transmiten informaciones sobre la resistencia. Días antes de aparecer ahorcada, Dara Gudiel había sido liberada, luego de permanecer secuestrada dos días, durante los cuales habría sido maltratada físicamente.

“Por otra parte, el 9 de febrero de 2010 fueron secuestrados cinco miembros de una familia que es activa en la resistencia, por siete hombres fuertemente armados que vestían uniforme militar y tenían el rostro cubierto con gorros pasamontañas. Una de las personas secuestradas era una joven que había denunciado en agosto de 2009 haber sido violada sexualmente por cuatro policías luego de haberla detenido en una manifestación contra el golpe de Estado perpetrado el 29 de junio. El 9 de febrero, los hombres armados interceptaron un vehículo en el cual viajaba la joven junto a su hermano, su hermana y otras dos personas, cuando les ofrecieron las llaves del auto, respondieron que lo que querían era a la joven, ‘a ver si esta vez los denunciaba’. Los cinco fueron obligados a caminar montaña adentro, donde dos de las mujeres fueron violadas sexualmente, la tercera fue víctima de robo y amenazas de muerte, y los dos hombres fueron sometidos a torturas físicas.”

Quizá la denuncia no llamó la atención porque no fue nada a contracorriente de los últimos acontecimientos a nivel regional. En la cumbre de Cancún del mes pasado, Brasil dio luz verde para el regreso de Honduras a la Organizacion de los Estados Americanos. No es un dato menor. Además de ser el país más poderoso de Latinoamérica, Brasil había sido el que más se había comprometido con la continuidad democrática en Honduras, al punto de albergar durante varios meses en su embajada de Tegucigalpa al presidente derrocado, con la esperanza de que el golpe se pudiera revertir.

La semana pasada, bajo la atenta mirada de la secretaria de Estado estadounidense Hillary Clinton, de gira por la región, los países de Centroamérica, incluida la Nicaragua sandinista, aceptaron el regreso de Honduras al organismo regional, SICA, y comprometieron su apoyo para su vuelta a la OEA. Horas más tarde, el flamante presidente salvadoreño y referente del frente Farabundo Martí, Mauricio Funes, fue recibido por Obama en el Salón Oval, un logro que líderes de países más importantes y gobiernos más afines todavía esperan concretar. Al salir de la reunión, Funes abogó por la reinserción de Honduras en la comunidad internacional.

El aislamiento ha terminado. Las elecciones hondureñas del 29 de noviembre promovidas por Estados Unidos fueron razonablemente participativas, aunque hasta el día de hoy no se conoce bien el nivel de abstención que tuvieron, ya que ningún organismo internacional de talla las monitoreó. Pasó el tiempo, Brasilia y Washington arreglaron sus cuitas y Manuel Zelaya, el presidente derrocado, quedó en el olvido. Salvo honrosas excepciones, claro está.

Pero como todo fruto de un árbol envenenado, el gobierno electo de Porfirio Lobo ha continuado ciertas prácticas de la dictadura que son mortales para la salud de cualquier democracia que se precie de tal.

La persistencia del terrorismo de Estado en Honduras no es casual. En este gobierno el dictador Goriletti ocupa una banca de diputado vitalicio y el general golpista Romeo Vázquez Velázquez ha sido premiado con un puesto gerencial en la telefónica estatal.

Para colmo, la seguridad está a cargo del sobrino y ladero del militar que introdujo a los represores argentinos de la dictadura que llegaron a Honduras en 1979 para enseñar su metodología terrorista.

En efecto, el secretario de Seguridad de Lobo es Oscar Alvarez. El funcionario es sobrino del general Gustavo Alvarez Martínez, graduado en el Colegio Militar de El Palomar en los años ’70, jefe de las fuerzas armadas hondureñas entre 1982 y 1984, el más notorio violador de derechos humanos de su país, confeso admirador de la dictadura argentina y huésped en Palmerola del destacamento del Batallón 601 enviado a Centroamérica para dictar cátedra sobre torturas y desapariciones.

El actual secretario de Seguridad es además el arquitecto de la política de súper mano dura contra las “maras” o pandillas, cuando ocupó el mismo cargo que tiene ahora durante la presidencia de Ricardo Maduro (2002-2006). A su cruzada contra la “delincuencia” de jóvenes sin futuro ahora le ha acoplado un nuevo enemigo, los “subversivos” sobrevivientes de la campaña de aniquilación del tío Gustavo.

Es bajo su política de seguridad que aparece una nueva forma de terrorismo de Estado. Ya no se ataca frontalmente a los blancos elegidos, sino que se hace a través de lo que esas personas más quieren, que son sus hijos. Para lograr mayor eficiencia se hace gradualmente, desde la amenaza de muerte a la violencia física y al asesinato liso y llano, buscando así quebrar a los padres para que desistan de sus activistas políticas.

Como suele pasar en estos casos, la represión persigue fines tanto políticos como económicos, ya que los líderes de la resistencia son también, en muchos casos, líderes comunales y sindicales, especialmente del gremio docente, el más activo de la resistencia. Y los mismos empresarios mediáticos y grupos económicos que apoyaron el golpe hoy se benefician con el clima de terror que siembran las patotas activadas por Romeo y Goriletti, que hoy actúan a la sombra del manto de legalidad que consiguieron Alvarez y Lobo.

Está bien. Lo hecho, hecho está. Los hondureños eligieron y es lógico que no quieran volver atrás. El tiempo pasó. Pero en el apuro de Washington y Brasilia por cerrar este desagradable capítulo, no estaría de más exigirles que en vez de preparar una fiesta de bienvenida le exijan a Honduras un mínimo respeto por los más elementales derechos humanos.

Porque un pato es un pato y ya sabemos lo que hacen los patos. Hacen lo que hacen porque no saben hacer otra cosa, y también lo hacen porque no pueden parar.

Cómo Islandia congeló a sus acreedores



Por Gustavo Veiga (Página 12, Buenos Aires)

Hace una semana los islandeses decidieron no pagar a inversores de Gran Bretaña y Holanda unos 3700 millones de euros. Esa deuda, que el Parlamento había aprobado honrar en votación dividida (33 a 30) fue desautorizada en un referéndum por el 90 por ciento del electorado. El 14 de octubre de 2008, cuando se precipitó la crisis –ese día la Bolsa cayó un 77 por ciento–, este pueblo de mansos pescadores pasó sin escalas de vivir una especie de islandian way of life a la peor de las pesadillas. Súbditos de las reinas Isabel y Beatriz, muy ávidos buscadores de oportunidades, depositaron sus dineros en la banca de esta isla de los géiseres y perdieron todo cuando explotó la burbuja financiera. La abrumadora mayoría de los 320 mil islandeses que se inclinó por el “no” canalizó así su hastío contra el mismo sistema, ahora desacralizado, que antes les había permitido tener una expectativa de vida de 80 años y ocupar el ranking de sexta nación más rica de la OCDE.

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Andri Snaer Magnason, un activista islandés, explica aquel pasado –no tan pasado– esplendoroso: “En 2002 el gobierno decidió doblar nuestra producción de energía, lo que provocó un boom inmobiliario y la llegada de mucho dinero del extranjero a nuestra economía”. Es autor del libro Dreamland: un manual de autoayuda para una nación asustada, best-seller en su país. “Antes de la crisis –dice Magnason– el 80 por ciento de los jóvenes islandeses aspiraba a convertirse en un banquero millonario y ahora eso ya no pasa.” Al contrario: marcharon durante los últimos dos años y aún lo hacen todos los sábados frente a la sede del gobierno, en Reykjavik, la capital. Sus protestas no se han detenido.

La saga de un par de magnates islandeses da cuenta de cómo se pulverizó la bonanza económica de esta nación con paisaje lunar donde la propia Nasa envía a sus aspirantes a astronautas para aclimatarse. Uno de ellos, Jon Asgeir Johannesson, en apenas un puñado de años adquirió varias de las más exclusivas tiendas británicas y danesas, al frente del grupo inversor Baugur. Otro, Bjorgolfur Gudmundsson, se apropió con dinero fresco (en Islandia la moneda es la corona) del club inglés West Ham, el mismo que contrató a Carlos Tevez y Javier Mascherano cuando llegaron al fútbol europeo desde Corinthians de Brasil.

El destacado periodista Ezequiel Fernández Moores escribió una nota muy ilustrativa sobre el último tema en octubre de 2007. Conoce Islandia y recuerda: “En aquel momento todos mandaban a sus hijos a estudiar al continente. Allá todos o casi todos se conocen entre sí, tenían un estándar de vida medio, casas nórdicas sin grandes lujos y cada uno hacía lo que se le daba la gana”. Eso ya no es posible. Las largas e ininterrumpidas noches que van de noviembre a enero, parecen haberse extendido en un plano simbólico al resto del año. La segunda isla más grande de Europa, que tenía un PBI semejante al de nuestra provincia de Santa Fe, ya no es lo que era. Pero intenta comenzar su reconstrucción sobre otras bases y otras voces.

Voces del Pueblo se llama el movimiento que encabeza un grupo de intelectuales y personalidades de la cultura que horadaron el poder político de la coalición conservadora-socialdemócrata, derrumbada por la crisis. Sus integrantes bloquearon el Congreso, se enfrentaron con la policía y cuentan con la simpatía de los trabajadores que, históricamente, siempre estuvieron ligados a los socialdemócratas. Niklas Svensson, un autor de formación marxista, escribió un artículo el año pasado en el que sostiene: “La deuda externa de Islandia no la ha contraído la población islandesa. La deuda no es el resultado de comprar automóviles de lujo o invertir en servicios públicos. Es el resultado de la especulación de una minúscula camarilla dentro de la población, que ahora huye del país a sus lujosas casas en el extranjero”. Cualquier semejanza con otras naciones del planeta es pura coincidencia.

Contra las deudas que pretenden cobrarles, los bancos que colapsaron (Kaupthing, Landsbanki y Glitnir), la falta de transparencia en el sistema financiero y la clase dirigente, los islandeses empezaron a agruparse. Primero fueron unos cientos, después un par de miles y en las movilizaciones más grandes, llegaron a reunir cinco mil personas. Un número más que respetable si se toma en cuenta la población del país.

Con su posición inequívoca en el referéndum, decidieron desembarazarse del lastre que les hubiera causado pagar la deuda con los acreedores ingleses y holandeses a razón de 40.000 euros por familia y en quince años, a un interés del 5,5 por ciento. La inminencia de otro problema –un eventual bloqueo de Inglaterra al ingreso islandés a la Unión Europea– todavía se discute en las calles de Reykjavik. Aunque parece que a los islandeses no los arredra la moneda por el suelo, la baja del consumo y los cortocircuitos con sus políticos. No consideran que sea justo pagar por la quiebra que provocaron otros. La primera ministra, Johanna Sigurdardottir, (ver aparte) dijo que el resultado de la votación le saldría “caro” a la nación que tanto cautivó a Borges.

Parece la metáfora de la más conocida película que transcurre en Islandia, 101 Reykjavik, que se centra en la vida de Hlynur (Hilmir Snaer Gudnason), cuya vida disipada sólo gira en disfrutar y ser irresponsable. Pero el personaje cambia cuando se entera de que Berglind (Hanna Maria Karlsdottir), su madre, mantiene una relación íntima con Lola, una profesora de flamenco (Victoria Abril), de la cual él también es su amante esporádico.

La explosión de la burbuja capitalista sorprendió a los islandeses por la noche y entre sábanas. Cuando despertaron, se dieron cuenta de que no querían repetir ese sueño. Cambiaron como Hlynur, e instruidos como son (tienen la mayor cantidad de libros publicados por cápita del planeta) y guiados por la fuerza de sus volcanes y aguas surgentes, decidieron que no pagarían la deuda contraída por sus banqueros.

sábado, 13 de marzo de 2010

Los gorriones de la catedral


Por Osvaldo Bayer (Página 12, Buenos Aires)

En una de mis últimas contratapas –desde Alemania– expresé mi alegría porque por fin se hacía justicia en un ámbito donde, por principio, la civilidad no intervenía: la Iglesia. Se habían denunciado ante la Justicia delitos sexuales de miembros del catolicismo en conventos y colegios. Y la prensa se hacía eco de ello y se informaba de hechos que desde siempre se callaban.

Pues bien, esa línea ha continuado y día tras día se conocen nuevas denuncias contra sacerdotes, frailes y así llamados hermanos por el abuso sexual de niños y adolescentes en colegios e internados, lo que ha causado una verdadera conmoción en Alemania. Este es un problema que afecta a la mayoría de los países donde los representantes de religiones están sometidos a reglas de “castidad”, es decir de negación absoluta del sexo, de por vida. Al mismo tiempo de la ola de denuncias de casos de violación y abuso de menores, se ha iniciado una polémica pública acerca de estos temas.

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Los hechos se han ido sucediendo uno tras otro. Tal vez el que más conmocionó fue el abuso sexual contra los niños del coro de los llamados Domspatzen, un hermoso nombre que quiere decir “gorriones de la catedral”, de la ciudad de Regensburg. Escucharlos es como recibir los sonidos de un cielo lleno de ángeles niños que nos elevan a esferas de vuelos de palomas y paraísos. Pues bien, se ha comprobado que muchos de esos niños fueron abusados por los religiosos que estaban a su cargo. ¿Y quién fue durante treinta años el director? Georg Ratzinger, el hermano del Papa, quien dice hoy no haber sabido nada de esos abusos. Reconoció, sí, que había castigos para los niños, y como si fuera un chiste, dijo que él también dio algunas cachetadas.

Largo sería aquí enumerar las acusaciones de las últimas semanas contra miembros de la Iglesia Católica en el mundo, acusaciones que han sido publicadas principalmente en Alemania, Canadá, Holanda y Austria.

La Iglesia trató de que todo quedara dentro de su jurisdicción. Que los “pecadores” se confesaran ante sus superiores y éstos les dieran la pena religiosa que les corresponde. (Sí, tal vez rezar tres Padrenuestros y tres Avemarías, como castigo.) La ministra de Justicia alemana, Leutheusser-Schnarrenberg, dijo claramente que la Iglesia tendría que ayudar a denunciar todos los delitos, los que serían penados de acuerdo con las leyes que rigen para todos. Por supuesto que eso es lo único justo y no protegerse con autodefensas de cofradías.

Aunque, claro, el problema es más de fondo. Ni rezar ni confesarse pueden dar una solución a este problema. Que parte, en gran medida, del juramento de castidad a que son sometidos los eclesiásticos de esa religión. Y ya han comenzado las opiniones. Una que ha tenido mucha repercusión es la del prior del convento de Andechs, Austria, Anselm Bilgi, quien exige la “apertura de la Iglesia” y salió a criticar al obispo Mixa, quien sostuvo en una rueda de prensa que la culpa de los curas pedófilos y pederastas la tiene “la revolución sexual que ha tenido lugar en el mundo actual”. No es eso, sostuvo el prior, sino que en la Iglesia Católica “necesitamos una franqueza absoluta, claridad y transparencia” y “dejarnos de disimulos y encubrimientos”. Y continuó: “El cardenal Kaspar ha dicho que en la Iglesia hay que ‘limpiar los escombros’ y ‘volver a acomodar’. Sí –continuó el prior–, pero no volver a la vieja moral sexual, eso que la sociedad en general no acepta más”. “Mientras muchos católicos –agregó– sostienen hoy la autodeterminación sexual, la Iglesia como institución está totalmente en contra. Creo que el escándalo de la pederastia y la pedofilia que soportamos actualmente es una gran oportunidad para la Iglesia, para que comience abiertamente la discusión sobre la vida sexual. Mientras el obispo Mixa exige que la Iglesia se refugie detrás de barricadas y permita sólo sexo en el matrimonio porque lo demás es pecado, lo racional ha terminado con esos conceptos y lo que debe valer es el amor, los sentimientos mutuos y no lo denominado legal.” Y sostuvo esto que es fundamental: “El tema del celibato para los sacerdotes ha llegado a la mesa de discusión de la propia Iglesia, no hay otra salida”.

La Iglesia Católica actual se defiende sólo con la negación absoluta de toda discusión acerca de sus principios.

En televisión, el ex secretario general de la Democracia Cristiana y varias veces ministro, Heiner Geissler, dijo que él quiso llegar a ser sacerdote y estudió en un seminario durante seis años, pero luego decidió salir porque no podía cumplir con dos de los tres votos fundamentales para ser sacerdote: la castidad y la obediencia.

Muy sincero el político conservador. Porque la obediencia puede ser muy peligrosa, la exigen sólo los dictadores, los que no quieren la discusión ante la duda. Y con respecto a la castidad, sólo se basa en la palabra “pecado”. ¿Acaso es pecado acariciar el cuerpo de una mujer? ¿Es pecado hacer uso de la ternura en toda su ilimitada extensión?

Otro de los temas a los cuales se suman las proposiciones de jóvenes católicos es que también puedan ordenarse mujeres como sacerdotes y no sea reservada esa misión sólo a los hombres. ¿Acaso la realidad no ha demostrado que es tan necesaria la mujer como el hombre para la vida diaria, además de que posee la sabiduría natural de traer la vida al mundo desde su cuerpo? ¿Por qué seguir con los preconceptos medievales?

Además, hay otro tema fundamental que la inteligencia humana debe discutir. Un tema constante de la filosofía: la existencia de Dios. Sobre eso es necesaria la realización de múltiples foros, para que se nos acerque más al conocimiento científico. Hace muy poco, el teólogo Ariel Alvarez Valdés escribió, ante las catástrofes de Haití y Chile, que “Dios no podía crear un mundo perfecto porque lo único perfecto que existe es él. Todo lo demás es limitado”. Una frase que hace nacer la duda de: bien, si es el único perfecto, por qué construyó un mundo imperfecto. Hubiera sido mejor, tal vez, no construir algo tan imperfecto como este mundo, donde existen niños con hambre, catástrofes naturales que siempre afectan a los más humildes y guerras donde precisamente no mueren los culpables de la violencia.

Esto nos abre la puerta para demostrar que lo único valedero es la investigación, perseguir el saber para llegar, tal vez, a desentrañar el misterio de la vida.

En esa discusión, pues, que debe iniciar la Iglesia Católica a pedido de sus teóricos, estudiosos y exploradores, como principio, se debe dar fin a la versión de la divinidad de Jesús nacido de una virgen, tema que más pareciera ya de una telenovela que producto de un análisis ético que debe significar la Vida. Y llevar a cabo precisamente eso, que Jesús fue un ser humano como todos pero con principios que buscaban la paz, la igualdad, la bondad como fundamento de las relaciones humanas, para poder llegar por fin a terminar con la violencia en la vida de los pueblos. Si la Iglesia Católica logra que sus adeptos lleven a cabo los principios que movieron a Jesús, ya podría darse por satisfecha, realizada, y gozaría del infinito agradecimiento de los pueblos. Al mismo tiempo que aconsejara el camino de la ciencia para llegar a saber más, cómo es el principio de la vida y para qué estamos en la Creación.

Sólo así podrían borrarse palabras como “pecado”, “Inquisición”, “infieles”, “esclavitud”, “explotación” y otras palabras de nuestra así llamada civilización occidental y cristiana.

Ojalá principalmente los eclesiásticos jóvenes aprovechen este momento en que ha caído tanto el concepto católico para descorrer la cortina e iniciar un amanecer que intente resumir todas las enseñanzas sabias que nos ha dejado esta cruel historia del ser humano que hemos llevado a cabo hasta ahora.

Será el momento en que los “gorriones de la catedral” volverán a cantar como ángeles.

Los 37


Por Luis Bruschtein (Página 12, Buenos Aires)

La estrategia de tierra arrasada con que los grandes medios empujan y presionan a la oposición desde la derrota del oficialismo en las elecciones del 28 de junio empezó a mostrar efectos de irrealidad y síntomas de desgaste. La derrota en el Senado después de varios días de exaltación de una realidad monolítica que la oposición no tiene –ni tiene por qué tener– demostró los hechos como son: existe una primera minoría y una oposi ción saludablemente diversa. Una situación que deja el juego abierto y no lo condena al determinismo antigobierno reclamado con argumentos equívocamente republicanistas.

Pintar a un gobierno, éste o cualquier otro, como un villano peor que la dictadura, proponer el odio contra los Kirchner y en función de ese escenario convocar a una unidad opositora de salvación nacional, como hacen los grandes medios heridos por una ley que los perjudica, es un esquema que no parece demasiado ajustado a la realidad. Esa homogeneidad que se exige a la oposición para arrinconar al gobierno solamente es legítima en situaciones límite de verdad, las que, por suerte, no se dan. Cuando esa unidad se fuerza sin que existan las condiciones que la justifican, la democracia se empobrece en un juego entre dos partidos, el oficialista y el opositor, la polarización tiende a borrar diferencias y matices de uno y otro lado, y el debate y la confrontación de ideas son reemplazados por una lucha sólo por el poder.
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Pero insistir en ese escenario tan extremo es la única forma de eliminar las críticas más cercanas, tanto en el oficialismo como en la oposición. La crítica se acalla ante el riesgo que despunta desde el campo adversario. En general, el escenario que vienen reclamando los grandes medios a la oposición, y que de algún modo empobrece aún más el hacer político, fue el que se vivió durante toda la semana que pasó y que implicó una derrota inesperada para la oposición. Inesperada para ellos porque se confiaron en una homogeneidad que por suerte no existe. Por suerte para la democracia, no para el Gobierno, que ahora resultó favorecido pero que en otras oportunidades esta característica le puede jugar en contra.

Durante esos días desapareció la oposición de centroizquierda en un fenómeno difícil de explicar, por el cual legisladores que provienen de corrientes progresistas, como los cordobeses del juecismo o el socialista de Santa Fe, se plantaron junto a Carlos Menem, Juan Carlos Romero o Liliana Negre de Alonso en contra de Mercedes Marcó del Pont, una de las pocas presidentas progresistas que ha tenido el Banco Central.

Se sabe que juecistas y socialistas tienen diferencias con los otros senadores de pensamiento tan conservador, sin embargo no lo demuestran cuando acuerdan que la senadora Negre de Alonso, partidaria del Opus Dei, presida la Comisión de Legislación General del Senado. Para el socialista Rubén Giustiniani, que ha impulsado proyectos a favor del aborto, constituye un retroceso esta alianza falsamente planteada como de salvación nacional. Para los juecistas, que han impulsado temas de derechos humanos, coincidir con senadores que están planteando amnistías o la reivindicación de Videla, también es un problema. Pero sobre todo desaparece esa diversidad de enfoque que puede plantear la oposición de centroizquierda.

Este reduccionismo de la diversidad política intenta que voten juntos reutemistas y socialistas y que los juecistas compartan el discurso con su comprovinciano el “milico” Aguad, cuando ellos surgieron supuestamente para superarlos. Pero, más allá de los nombres, tampoco hubo nada de progresista en ninguna de las posiciones que los unificó. Por el contrario, todos estos acuerdos han sido en función de propuestas conservadoras como la intangibilidad de las reservas del Central, el rechazo a Marcó del Pont o el fortalecimiento de las posiciones más conservadoras en cuestión de género, educación sexual o discriminación. Apoyar a Negre de Alonso y votar en contra de Marcó del Pont es reaccionario.

Para la oposición progresista, esta alianza a la que es llevada por la gran bola mediática que pinta un cuadro imaginario de crisis extrema implica perder gran parte de su identidad en función de hechos y medidas de corte conservador. Incluso en un determinado momento la ofensiva lanzada desde esta alianza opositora dejó en el aire el fuerte olor a pólvora destituyente. No de impulso golpista, sino de no dejar gobernar, de atarle las manos al Ejecutivo entre un coro de columnistas exaltados que reclamaban cada vez más de la oposición cuando sus dirigentes no lograban ponerse de acuerdo o expresaban sus diferencias lógicas.

El famoso mito alrededor de los 37 no puede definir los movimientos de todos los actores de un paisaje tan heterogéneo. Si la oposición reúne o no esa cantidad de votos en el Senado para tener quórum y mayoría propia debería ser algo a discutir frente a cada debate. Resulta absurdo que por el famoso 37, cual fórmula de la Cabala, desaparezcan las diferencias, muchas de ellas de fondo, entre las distintas corrientes políticas que están expresadas en la Cámara alta, tanto en el oficialismo como en la oposición. A no ser que los socialistas piensen igual que los menemistas, o los menemistas igual que la Coalición Cívica y los radicales y que todos ellos formen el gran partido de la oposición, en cuyo caso sería interesante que se lo hubieran comunicado a sus afiliados antes de las elecciones.

Los medios no tuvieron piedad por la derrota de la oposición en el Senado y titularon con un desprecio profundo hacia este sector que, desde sus necesidades, no sirve para frenar al Gobierno. Algunos de los dirigentes salieron a repartir culpas y sospechas, como suele suceder después de las derrotas, las que, como todo el mundo sabe, no tienen madre ni padre. Luis Juez y Elisa Carrió se anotaron en esa gimnasia bajo la suposición de que esos 37 senadores opositores están condenados a votar en línea durante los próximos dos años. Los radicales fueron más sensatos al reconocer que en los debates políticos a veces se gana y otras se pierde. Se puede buscar el motivo de esa derrota en la corrupción, como eligieron Juez y Carrió, o en el reconocimiento de la diversidad que existe entre esos 37 senadores.

No es un dato menor que se trataba de votar en contra de una de las economistas con mejores antecedentes para encabezar el Banco Central, “una militante de siempre por la producción y contra el ajuste”, como ella misma se definió, coincidiendo, seguramente, con una porción importante de peronistas, socialistas, radicales y algunos juecistas. Y, sin embargo, se les exigía a los 37 un rechazo airado a Marcó del Pont como si se tratara de una delincuente. Se la citó sin escucharla ni hacerle preguntas y con predictamen negativo ya anunciado públicamente en revancha por la maniobra del Gobierno de anular un DNU para pagar deuda con reservas y, al mismo tiempo, promover otros dos similares.

Los contendientes de ambos lados, el oficialismo y la oposición, mostraron que están dispuestos a jugar fuerte, sin salirse del marco institucional, pero forzándolo al máximo. Los dos argumentan que es la única opción que les dejan desde la trinchera de enfrente. En todos esos encontronazos ya hubo algunos resultados que deberán concretarse la semana próxima. Marcó del Pont ganó dos votos de los 37 que tenía en contra y es probable que permanezca al frente del Banco Central. Y en relación con las reservas, finalmente el Gobierno accedió a respaldar un proyecto de ley similar a sus DNU. Se verá en ese caso el resultado, aunque también habría otros dos votos de los famosos 37 que respaldarían el proyecto además del oficialismo. Es un resultado al que se llega con los ojos morados y varios chichones. No parece la mejor manera para tomar decisiones y no estaría de más que oficialismo y oposición investiguen caminos menos dramáticos. Por otro lado, la idea de un sector de la oposición de atornillar los 37 votos se demostró como irreal, y muy desfavorable sobre todo para el centroizquierda opositor, que termina desdibujado detrás de posiciones muy reaccionarias.

miércoles, 10 de marzo de 2010

A matar al mensajero


Por Raymundo Riva Palacio, director de Eje Central (El País, Madrid)

Trabajar como periodista en México puede ser una cosa de vida o muerte. Sobretodo si se vive y labora en las zonas más calientes en el país, donde los cárteles de la droga han sentado sus imperios. En esas regiones la autoridad no importa, pues mandan los criminales. Como los gobiernos no son capaces de proveer seguridad para el trabajo, los medios optan por callar. La censura en México cambió de dueño aceleradamente: de ser la bota dura de gobiernos autócratas hasta hace unos tres lustros, pasó a ser la mano dura de los monopolios que exigían impunidad a cambio de publicidad a principio de esta década. Hoy, las cosas son más violentas.

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El viejo adagio de plata o plomo de las mafias se transformó en silencio o plomo. Muy simple. Antes compraban su silencio con dinero; ahora con su benevolencia para permitir mantener la vida. Casi nadie traga fuego en México. El último, y prácticamente el único que sí lo hizo fue Jesús Blancornelas, un periodista controvertido y heroico que vivía en Tijuana, Baja California, la frontera más transitada hacia Estados Unidos, donde cuando los políticos dejaron de ser relevantes se enfrentó a los narcotraficantes. Los jefes del Cártel de Tijuana ordenaron su asesinato, pero sobrevivió gracias a que 120 balazos de un fusil de asalto que estaban dirigidos a él, pegaron sobre su chofer que se lanzó sobre de él para protegerlo.

Blancornelas acabó su vida de muerte natural, pero sus últimos años vivió muerto. Tras el atentado, una escolta de militares se encargó de cuidar de él; perdió toda la libertad de movimiento. Pese a vivir recluido y amenazado, nunca perdió la libertad de pensamiento y continuó, hasta el final, horadando todo lo que podía a los narcotraficantes. Su pluma se convirtió en fierro caliente, y hace casi una década empezó a notar cómo cada vez más, los periódicos de la frontera norte mexicana y algunos más hacia el sur, dejaban de publicar sus artículos. En las condiciones de inseguridad que vivían, eran imposibles de publicar.

Con él se dio el punto de inflexión real en la vida diaria de los medios y los periodistas que trataban de registrar lo que estaba sucediendo en sus plazas con el deterioro en la seguridad. Fue un cambio notable en la batalla por la libertad de prensa en México, que siempre tuvo sus bemoles y remó a contracorriente. Durante los 25 últimos años del Siglo XX fue una lucha de algunos contra el autoritarismo, donde se pagaba con represión y despidos realizados por dueños subordinados al poder. Siguen existiendo vestigios de aquellas épocas hoy en día, pero lo que antes era norma, hoy es excepción.

Con la delincuencia organizada, los términos son distintos. En un periódico de Tamaulipas llegaron un día hace no mucho los abogados del Cártel del Golfo para pagar un desplegado de su ex líder, Osiel Cárdenas. Cuando los dueños dijeron que no lo publicarían, la respuesta de los abogados fue muy clara: o publicaban la inserción, o al día siguiente publicaban el obituario del propietario. La espectacularidad de recientes acontecimientos en varias ciudades de la frontera norte regresó a un primer plano de preocupación la seguridad de los periodistas.

Este es un tema que divide a muchos, e inclusive polariza. Hay a quienes no les importa en absoluto lo que suceda o deje de suceder con ese gremio, y otros, periodistas algunos de ellos, consideran que la protección para ellos debe ser la misma que tiene un ciudadano ordinario. No es lo mismo, por las características del trabajo que realizan los periodistas y los medios. En los tiempos que se viven, acallar a la prensa ha permitido a la delincuencia organizada en varias regiones del país proveer un blindaje a los funcionarios y policías que tienen en sus nóminas, y a dejar inermes a las sociedades que los padecen. El que las cosas nunca lleguen a la opinión pública no significa que no sucedan. A lo que sí contribuye el silencio de la prensa es a la impunidad.

En Michoacán, una provincia en la costa del Pacífico, los periodistas viven permanentes bajo amenaza. Cada vez que escriben un texto o salen a hablar en la radio o televisión, deben de cuidar muy bien sus palabras para evitar que alguien, entendiéndose por alguien un capo de las drogas, se vaya a sentir afectado y ordene matarlo. En Zacatecas, hace poco más de un año, los criminales convocaron a una rueda de prensa para exigir a los periodistas -que llevaron el mensaje a sus jefes- que dejaran de informar sobre hechos en donde estuvieran involucrados, o se atuvieran a las consecuencias.

La semana pasada, dos enviados de la estación de televisión del Grupo Milenio en Reynosa, una ciudad en la provincia de Tamaulipas que hace frontera con Texas, fueron "levantados" (secuestrados) por sicarios y los expulsaron de la ciudad. Les salió barato. Periodistas en esa zona ni siquiera hablan en privado de lo que sucede, ni envían correos electrónicos aportando alguna información sobre lo que sucede, por temor de que los criminales monitoreen sus comunicaciones y les cueste la vida. Alejandro Junco, dueño del influyente diario Reforma, se fue con sus hijos y nietos a vivir a Estados Unidos luego que recibió un video que mostraba los movimientos de sus familiares al salir de su casa, en las escuelas de los niños y en los trabajos. Como en Colombia, cuando en vísperas de asesinar a un periodista le llegaban flores sin destinatario, el video que le llegó a Junco parecía seguir el mismo patrón.

A diferencia de la gran mayoría de los periodistas, Junco pudo acudir a una pronta cita con el presidente Felipe Calderón para exponerle el caso. La respuesta de Calderón fue descorazonadora: está mal, pero se va a poner peor. De hecho, se ha puesto peor para los periodistas. El Centro de Periodismo y Ética Política documentó el año pasado 183 actos de violencia contra periodistas en el país, que significó un incremento de 10,23% con respecto a 2008. De ellos, presume en 12 la autoría de la delincuencia organizada. Un creciente número de medios en todo el país está dejando de publicar las firmas de sus reporteros en informaciones relacionadas con el narcotráfico; varios de ellos como resultado de amenazas directa contra sus periodistas.

La semana pasada el presidente Calderón reconoció que la delincuencia organizada se ha convertido en la principal amenaza para la libertad de prensa, pero sus palabras parecen estar más cerca de la demagogia que del reconocimiento pleno de lo que significa una sociedad sin información. El gobierno federal está pensando en crear una comisión intersecretarial que incluya a representantes de periodistas y de defensores de derechos humanos para enfrentar los riesgos en los que viven. Organizaciones de periodistas dicen que no está mal, pero que es insuficiente.

Lo que no ataca el gobierno, pese a reconocerlo, es que la debilidad de las instituciones y la falta de gobernabilidad en varias regiones del país han permitido que sean los cárteles de la droga quienes decidan qué se informa y qué no, quién vive y quién no. Se supone que uno de los objetivos de la guerra contra el narcotráfico era precisamente fortalecer instituciones y generar gobernabilidad, lo que no ha sucedido. Se pueden haber reducido las bolsas territoriales controladas por los criminales, es cierto, pero como lo pueden corroborar en diversas regiones del país consideradas como zonas calientes, el gobierno no ha podido proveer seguridad a los informadores para que informen, y tampoco ha tenido la capacidad para frenar la temporada de caza de periodistas en la que estamos entrando.

martes, 9 de marzo de 2010

Irrumpe en EE.UU. otro grupo político: el Coffee Party


Por Silvia Pisani, corresonsal (La Nación, Buenos Aires)

Washington.- ¿Té o café? La pregunta cortés de la sobremesa ha dejado de ser un gesto inocente en este país para convertirse en bandera de uno de los dos movimientos ciudadanos que -en una extraña guerra de infusiones- ha nacido en cuestión de meses para canalizar la impaciencia política que agita a esta sociedad desde que Barack Obama llegó al poder.

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Es que, curiosamente, los dos movimientos de protesta que hoy desvelan al establishment político local toman su nombre de dos infusiones: el Tea Party y su contraparte, el Coffee Party. Uno es la reacción al otro, pero ambos coinciden en la necesidad de una mayor responsabilidad fiscal y cierta frustración con el Congreso. Y, más allá de la broma que augura que ahora falta un milk party,son, tal como dice Rebeca Keys, analista de la Universidad de California, "expresiones populares que hablan de descontento".
Primero fue el Tea Party, un movimiento ciudadano que se alzó contra el gasto público y al baño de millones que, con la bendición de Obama, se fue en el rescate gubernamental de Wall Street.
Contra la iracundia del Tea Party, que llegó a calificar de socialista a Obama por darle un papel excesivo al Estado, acaba de llegar ahora el "tono conciliador" del Coffee Party, que en lugar de estigmatizar al gobierno de Washington como "el enemigo del pueblo", lo considera "la expresión del deseo común". E invita a una mayor participación ciudadana para superar los desafíos que enfrenta el país, una propuesta que los más escépticos definen como "obamismo" encubierto.
"Si rascas un poco debajo de los carteles del Coffee Party, seguro que encuentras una foto de Obama", dicen los críticos. Muchos se preguntan, incluso, si no se trata de una estrategia encubierta del Partido Demócrata para contrarrestar el desgaste que le viene provocando la rabia del Tea Party.
"Nada que ver. Esto es sólo una forma de canalizar la frustración política de un modo positivo. Lo propuse en mi página de Facebook y lo que siguió fue una bola de nieve imparable", dice Annabel Park, una cineasta residente en las afueras de esta ciudad.
Por debajo de las dos expresiones late lo mismo: una sensación de malestar con el estado de las cosas tan poderosa que es capaz de arrancar a las personas del confort del sofá y movilizarlas. En todo caso, el objetivo común de ambos es el mismo: la ineficacia del gobierno. Dos de cada tres norteamericanos están enojados con el gobierno federal de Washington", según una encuesta de The Washington Post y la cadena ABC.
"En realidad, bien podría decirse que hay una sinergia entre ambos: los dos movimientos están hartos de la corrupción oficial", dice William Temple, militante del iracundo Tea Party.
No todos piensan así. Hay quienes aún no pueden superar el matiz diferenciador entre ambos movimientos. "Que no me vengan con vueltas. El Coffee Party simplemente nació como oposición al Tea Party, con el objetivo de dividirlo y frenarlo", dice Michael Cornfield, analista político en 720 Strategies, una reconocida consultora de comunicación.
"Sí, es verdad que el nombre y la idea surgieron como una reacción contra el Tea Party, porque, en rigor, a mí no me parece bien eso de ver al gobierno como el enemigo", dice Park. Y admite que le gustaría invitar a la gente de Tea Party a conversar con ellos. "El gobierno está enfermo, es verdad. Pero no por eso lo tenemos que tirar a la basura. Es el único organismo que tenemos para encarar los problemas comunes", insiste.

domingo, 7 de marzo de 2010

El terremoto dejó al desnudo la deuda social de Chile


Por Carlos Vergara, corresponsal (La Nación, Buenos Aires)

Santiago, Chile.- Fue un golpe de humildad tremendo: la certeza de que, a diferencia de lo que muchos creían, Chile sigue siendo un país con deudas pendientes.

Bastó un sismo de tres minutos de duración para que el más opulento vecino de América latina tropezara y desnudara sus contradicciones, pese a las cifras que muestran una economía pujante.

"Nadie está preparado para esto", dijo la presidenta Michelle Bachelet. Tampoco lo estaba el país para esas increíbles 48 horas que siguieron al terremoto, en las cuales las palabras "pillaje" y "saqueo" fueron las más utilizadas en la TV, mientras las autoridades regionales pedían a gritos la intervención militar, el toque de queda y, si era necesario, hasta el estado de sitio.

Tampoco es ése el único resultado. El horror y la miseria moral mostraron todas sus caras: la especulación de precios -hasta 4 dólares por una botella de agua o un kilo de pan- en sectores como Constitución y las costas del golfo de Arauco; el robo de medicamentos en las farmacias y la triste realidad de vecinos de zonas de buen nivel económico acaparando más productos de los que necesitaban.

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Las denuncias desde las áreas devastadas fueron tan increíbles como dolorosas: grupos de delincuentes que invadieron las casas de los heridos para robar sus pertenencias en las costas del Maule y el Bío Bío. Ayer, incluso, hubo versiones de que se habían saqueado tumbas en algunos poblados del Sur.

Las imágenes del espanto, posteriores a la catástrofe, no parecen coincidir con las de un país ejemplar que tantos elogios ha cosechado en Washington y en el resto del mundo por la continuidad de un modelo económico que impulsó el desarrollo del país.

De a ratos, las regiones del Maule y el Bío Bío se acercaron más al infierno desatado en Haití tras el sismo del 12 de enero, que a las ciudades de un país que busca, por todos los medios, su ingreso al Primer Mundo, a la caza del estándar de Portugal, como promete el presidente electo, Sebastián Piñera.

"Es un espejo quebrado que nos hace mirarnos a nosotros mismos", reflexionó para LA NACION desde Brisbane, Australia, el periodista chileno Fernando Sagredo, quien envió una sentida carta a sus compatriotas, titulada "Los terremotos no son controlables; las injusticias, sí".

En ella, hizo referencia a la fractura social que salió a la luz esta semana. Basta retroceder sólo dos meses para repasar, no sin algo de tímida incredulidad, las imágenes de las autoridades, que se congratulaban a sí mismas por haber sido invitadas a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Chile es el primer país sudamericano aceptado en el exclusivo grupo de los 30 países democráticos más desarrollados del mundo. Es un reconocimiento mundial a las reformas políticas y económicas realizadas durante los 20 años de gobiernos de la Concertación.

Y no sólo por sus cifras económicas Chile se ganó la envidia de algunos vecinos de la región. Dueña también de una feliz democracia, recuperada tras 17 años de oscura dictadura militar, el país consiguió reinsertarse en el mundo después de un extendido ostracismo. Y hace poco más de un mes dio una verdadera clase de civismo, con elecciones limpias y respetuosas, con Bachelet entregándole el poder a la centroderecha con un apretón de manos.
Otra realidad

"¿Qué fue lo que pasó?", "¿En qué nos convertimos?", fueron las preguntas más repetidas tras el sismo. Muchos respondían: "¿No será que esto es lo que siempre fuimos?".

"A pesar de los esfuerzos que ellos [la elite política y los medios] han realizado durante años para mostrarnos a Chile como un país ganador, un país que deja la región para insertarse en las ligas superiores, como si todos sus habitantes, por igual, estuviésemos invitados a la misma fiesta, el terremoto ha develado la inequidad social que sigue existiendo", explicó el director del Observatorio Ciudadano, José Aylwin.

"Hemos promovido una sociedad individualista en la cual se privilegia el éxito económico. Chile es un negocio; Chile es un gran shopping de la desigualdad", dijo a LA NACION, con congoja, el vicario de la pastoral social, el sacerdote Alfonso Baeza.

"Quisieron que fuéramos competitivos y nos convirtieron en competidores. Espero que este terremoto permita corregir las grietas, no sólo de nuestros edificios, sino también de nuestra sociedad", añadió.

Las estadísticas son elocuentes. Pese a sus más de 20 tratados de libre comercio, a sus 25.870 millones de dólares en reservas internacionales y a las auspiciosas proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), de que el país lideraría el PBI per cápita a nivel regional hasta 2014, con casi 15.000 dólares, la otra cara del espejo es desoladora.

Según el último informe de la ONU sobre igualdad de ingreso y desarrollo humano, Chile se ubica en el puesto 110 de 124 países, superado por naciones con mucho menor nivel de desarrollo. De acuerdo con el Ministerio de Planificación, un 13,7% de la población vive bajo la línea de la pobreza.

Es un país en el que hay casi dos millones de pobres y más de 500.000 personas en estado de indigencia, que al mismo tiempo posee carreteras que permiten llegar de la precordillera al aeropuerto en menos de 15 minutos.

"¿Tan ciegos estamos que antes del terremoto no habíamos notado que había barrios periféricos en torno de las ciudades? ¿Que en los estadios se juntan decenas de miles de personas prácticamente marginadas de la sociedad? ¿Que la calidad de la educación en el país es una vergüenza?", se preguntó Segredo en su misiva.

A nivel educacional, la brecha es escandalosa: los colegios privados aplastan con indignante superioridad los resultados obtenidos por la educación pública. En muchos liceos municipales, los alumnos ven "infladas" sus calificaciones, sólo para darse cuenta, una vez en la universidad, de que su preparación no sirvió de nada.

Es el Chile modelo 2010, el del otro lado del espejo; el que seguramente deberá postergar sus sueños de grandeza por socorrer a sus hermanos.