lunes, 1 de febrero de 2010

Los banqueros en Davos: de los amos del universo a los villanos de la crisis



Por Marcus Walker y Emma Moddy (The Wall Street Journal)

DAVOS.— Hasta hace poco, los ejecutivos del mundo de las finanzas eran los reyes de la cumbre de la élite mundial que se realiza todos los años en los Alpes suizos. El lema extraoficial de la reunión del Foro Económico Mundial que concluyó ayer, sin embargo, parecía ser: "En primer lugar, matemos a todos los banqueros".

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La ira dirigida contra los bancos desde todos los rincones fue palpable, reconoce Donald Moore, presidente de la junta de Morgan Stanley en Europa, mientras estudia unos gráficos sentado solo en Global Village, el café del Foro. Consultado sobre qué otros grupos habían sido tan impopulares en Davos en otros años, contestó rápido: "los terroristas".

La broma refleja la creciente preocupación con que los banqueros consideran su profesión, incluso en Davos, un lugar que por lo general les ha sido acogedor.

El desdén que quedó en evidencia en el encuentro de este año es una señal de la reacción internacional en contra del sector financiero. La ira popular sobre el papel de los bancos en la crisis financiera y su comportamiento posterior se ha contagiado a los ejecutivos de algunas de las mayores empresas del mundo, políticos y reguladores.

"Creo que la relación entre el gobierno y los bancos ha cambiado de manera irreversible", señala Peter Sands, presidente ejecutivo de grupo del banco británico Standard Chartered Bank y copresidente del foro de Davos. "Creo que los bancos no han contribuido mucho a su propia causa. Hemos estado sordos y nos perjudicamos a nosotros mismos", dijo. "Todos necesitamos una dosis de humildad", añadió.

La atmósfera política se ha vuelto tóxica para los bancos. Muchos banqueros han mantenido un perfil bajo y prefirieron las reuniones privadas a participar en los paneles de discusión. Bajo una creciente presión, algunos incluso le han dado la espalda a sus propios colegas.

Al margen de uno de los numerosos eventos ostentosos de Davos, un banquero de inversión londinense ofreció esta apuesta: Lloyd Blankfein, el presidente ejecutivo de Goldman Sachs, será obligado a abandonar el cargo dentro de dos años. Estaba dispuesto a respaldar su apuesta con millones de libras.

Blankfein no es el único blanco de la revuelta contra los bancos, pero encabeza el banco de inversión más exitoso del mundo. Goldman ha salido de la crisis financiera más fuerte que nunca y Blankfein ha sido uno de los defensores más fervientes de los bancos. Goldman ha remunerado generosamente a sus empleados, aunque redujo la última ronda de bonificaciones.

Consultado sobre la apuesta a la partida de Blankfein, un portavoz de Goldman, Lucas van Praag, dijo: "Es ridículo que The Wall Street Journal siquiera considere publicar tal basura".

El apoyo a una ofensiva más agresiva de los gobiernos para limitar las prácticas de los bancos es mayor de lo que parecía posible hace apenas unas semanas. Las propuestas para la creación de nuevos impuestos y reglas más estrictas en Estados Unidos, Gran Bretaña y otros países están reforzando la determinación de los funcionarios a ambos lados del Atlántico de no permitir que el sector financiero salga ileso, después que sus pérdidas provocaran una recesión económica mundial.

El alivio generado por la mejoría de la crisis económica está dando paso a exigencias de cambios de largo alcance y a un cuestionamiento del valor de muchas actividades del sector financiero.

Los ejecutivos de la industria liderados por Josef Ackermann, presidente ejecutivo de Deutsche Bank AG, hicieron el sábado un intento de conseguir un indulto al reunirse a puertas cerradas con ministros de finanzas, banqueros centrales y reguladores en Davos.

"Debemos dejar de buscar culpables y comenzar a mirar hacia adelante", manifestó Ackermann, quien argumentó que una avalancha de propuestas de nuevos impuestos y regulaciones está perjudicando al sector bancario. "Si no se cuenta con un sector financiero robusto para apoyar la recuperación... se está cometiendo un enorme error del cual nos arrepentiremos más adelante", afirmó.

Muchos opinan que los bancos son los grandes responsables de su mala imagen al aparentemente regresar a una cultura marcada por asumir grandes riesgos y otorgar jugosas bonificaciones después de salir de la unidad de cuidados intensivos. "Creo que los bancos evaluaron mal los arraigados sentimientos del público en torno a los efectos devastadores de la crisis", dijo Guillermo Ortiz, el ex gobernador del Banco de México.