Paul Krugman, columnista de
The New York Times y premio Nobel de Economía 2008
En el período negro que sucedió a la quiebra del banco Lehman Brothers, parecía inconcebible que los banqueros volvieran, sólo algunos meses después, a practicar los mismos procedimientos que llevaron el sistema financiero mundial casi a la ruina. Lo más sensato, o por lo menos así pensábamos, sería que ellos demostrasen alguna duda para no generar una reacción negativa de la opinión pública.
Pero ahora que nos alejamos un poco del agujero -gracias a los paquetes de rescate que salieron del bolsillo del contribuyente- el sector financiero está rápidamente volviendo a su forma. Aún con el país entero todavía sufriendo con el desempleo creciente y dificultades de vida severas, los salarios de Wall Street continúan encaminándose a lo que eran antes de la crisis. Y la industria continúa haciendo lobby para impedir cualquier reforma.
[Sigue +/-]
La buena noticia es que los oficiales con más experiencia de la administración Obama y la Reserva Federal están perdiendo la paciencia con el egoísmo de la industria. La mala noticia es que no quedó claro todavía si el presidente Barack Obama está o no listo para enfrentar a los banqueros.
El crédito a quien lo merece: Me quedé muy satisfecho cuando Lawrence Summers, economista y jefe del consejo económico de la administración Obama, criticó severamente la campaña que la Cámara de Comercio americana, en colaboración con los intermediadores de la industria financiera, está haciendo contra la creación de una agencia para defender a los consumidores contra abusos financieros, como, por ejemplo, los préstamos con reglas complicadas a propósito. Los anuncios divulgados por la Cámara, dijo Summers, son "el equivalente del sector financiero a aquellos mórbidos utilizados contra la reforma de la salud".
Pero proteger los consumidores contra el abuso financiero debe ser solamente el inicio de la reforma. Si realmente queremos impedir que Wall Street cree otra burbuja financiera lista para reventar, necesitamos cambiar los incentivos de la industria, lo que implica en modificar el modo como se les paga a los banqueros.
¿Qué hay de malo con las compensaciones de la industria financiera? En suma, los ejecutivos de los bancos son recompensados de forma abundante cuando presentan lucros de corto plazo -pero no son punidos cuando esos mismos lucros ocasionan pérdidas mayores en el futuro. Eso incentiva jugadas excesivamente peligrosas. Algunos de los responsables por la crisis actual salieron de la situación todavía más ricos con los bonos que recibieron en las épocas de bonanza, aunque las estrategias de alto riesgo que les había traído esos bonos sean las mismas responsables por la ruina de sus empresas y del mercado financiero como un todo.
La Reserva Federal, finalmente despierta de su transe, comprende el problema -y se propone a tomar una providencia. De acuerdo con los informes más recientes, el consejo de la Reserva está pensando en imponer nuevas reglas para la compensación del mercado financiero, exigiendo que los bancos "retornen" los bonos frente a las pérdidas y paguen los lucros de largo plazo. La agencia alega que tiene la autoridad para hacerlo como parte de su responsabilidad de garantizar la salubridad de los bancos.
Pero la industria, apoyada por casi todos los republicanos y algunos demócratas, luchará con uñas y dientes contra esos cambios. El gobierno, aunque sea partidario de una reforma en las compensaciones, todavía no se manifestó si va o no apoyar el 100% de las investidas de la Reserva Federal.
Me asombré la semana pasada cuando el presidente Obama, en entrevista al canal Bloomberg News, cuestionó la validez de la limitación de los pagos en el mercado financiero: "Por qué", preguntó él, "¿vamos a limitar la compensación de los ejecutivos de los bancos de Wall Street, y no haremos lo mismo con los empresarios del Valle del Silicio o los jugadores de la NFL?"
Impresionante, no sólo porque la Liga de Fútbol Americano tiene, en realidad, un techo salarial. Y las empresas de tecnología pueden incluso ir a bancarrota que no corren el riesgo de desestructurar los sistemas operacionales. Además, los atacantes que arriesgan demasiado en campos de fútbol no necesitan ser rescatados con paquetes de emergencia de cien mil millones de dólares. Pero los bancos son un asunto distinto -y el presidente es inteligente lo suficiente para saber eso.
La única cosa que se me ocurre es que estamos viendo un comportamiento recurrente: La resistencia visceral de Obama en asumir un discurso populista. Y él necesita evolucionar en este punto.
Asumir una postura populista frente a los pagos de los banqueros no sólo es políticamente bueno -y de hecho lo es: La administración sufrió más de lo que piensa con su percepción de que está entregando de manos dadas el dinero del contribuyente para Wall Street y debería aprovechar la oportunidad que tiene de desenmascarar el partido republicano como un partido de bonos obscenos.