jueves, 25 de junio de 2009

Las herramientas de la Fed para quitar el pie del acelerador una vez que repunte la economía

Por Jon Hilsenrath (The Wall Street Journal)

Cuando la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) se reúna esta semana, dedicará mucho tiempo a debatir dos grandes preguntas: ¿cuándo debería comenzar a retirar el gigantesco estímulo que ha inyectado en la economía? y ¿cuál es la mejor manera de hacerlo?

La primera respuesta es fácil: no tan pronto.

La economía y los mercados financieros se han estabilizado en las últimas semanas, pero el banco central quiere ver más pruebas de que la recuperación no es un espejismo. La economía va camino a contraerse a una tasa anualizada de aproximadamente 1% en el segundo trimestre, según los pronósticos de la consultora Macroeconomic Advisers. Se trata de la cuarta contracción trimestral consecutiva, una racha negativa que EE.UU. no había experimentado desde la Gran Depresión.

La mayoría de las autoridades de la Fed cree que la economía aún tiene un largo camino por recorrer antes de que se acumulen presiones inflacionarias preocupantes. La inflación subyacente, que excluye los precios de los alimentos y la energía, aún está en baja y tiende a disminuir después del fin de una recesión. "La inflación probablemente bajará un poco durante el próximo año en relación a su ritmo de 2008", advirtió recientemente el presidente de la Fed, Ben Bernanke, en su testimonio ante el Comité Presupuestario de la Cámara de Representantes del Congreso.

Contestar la segunda pregunta es más complicado. Hasta hace poco, las recesiones de EE.UU. habían sido bastante más benignas que la actual y la Fed se limitaba a seguir un libreto relativamente sencillo: primero comunicaba su disposición a subir la tasa interbancaria, su tasa de referencia, y luego lo hacía.

Esta vez será distinto. Bernanke insiste en que la Fed cuenta con las herramientas para apretar la política monetaria cuando sea el momento adecuado. Pero recién ahora empieza a verse cómo lograría ponerlo en práctica.

El banco central actualmente usa tres palancas. Una es la tasa interbancaria, que oscila entre cero y 0,25%. La segunda son los programas de liquidez de emergencia, como la intervención en los mercados de deuda corporativa de corto plazo, los dólares enviados al exterior a través de bancos centrales de otros países y los créditos a corto plazo para los bancos. La tercera palanca es la compra de valores respaldados por hipotecas y bonos del Tesoro, cuyo fin es rebajar las tasas de interés a largo plazo al absorber el suministro de valores en el mercado. La Fed aún trata de determinar el orden en que utilizará estas palancas cuando llegue el momento.

Los créditos de emergencia están disminuyendo a medida que la demanda del mercado se reduce. Por ejemplo, el programa de compra de deuda a corto plazo de empresas se ha contraído de más de $300.000 millones en enero a US$132.000 mil millones hasta el jueves. "Nuestras líneas de crédito para expandir la liquidez fueron explícitamente diseñadas para reducirse a medida que las condiciones de los mercados financieros se normalicen", dijo en mayo el vicepresidente de la Fed, Donald Kohn.

El banco central podría cerrar aún más el grifo al restringir los términos de estos programas, volviéndolos menos atractivos y, por ende, reduciendo su uso. Sin embargo, algunos analistas creen que la Fed seguirá recurriendo a estos programas en el futuro cercano. "No quieren dar por concluidos los programas y después tener que relanzarlos", dice Peter Hooper, economista de Deutsche Bank.

Y también está el tema de la adquisición de activos. Las autoridades no quieren detener estas compras de un día para otro, especialmente las de valores respaldados por hipotecas. La Fed se ha convertido en un jugador tan clave en el mercado, que el mero hecho de poner fin abruptamente a sus adquisiciones podría disparar las tasas. Algunos funcionarios quieren disminuir las adquisiciones paulatinamente, probablemente para fines de este año o principios del próximo.

Si la Fed quiere acelerar el ajuste, entonces podría vender algunos de los valores que ha acumulado. Ello reduciría su precio y aumentaría las tasas de interés. Pero lo más probable es que se quede con ellos por un tiempo.

La última herramienta es también la más tradicional: la tasa interbancaria, que influye sobre las tasas a corto plazo que pagan las personas y las empresas.

En un momento, los mercados creyeron que la Fed incrementaría las tasas a corto plazo antes de fin de año. Eso ya no parece ser el caso. Las autoridades probablemente reafirmarán esta semana su compromiso de mantener la tasa interbancaria a un nivel bajo por "un período prolongado".