lunes, 3 de agosto de 2009

¿Está finalmente despegando la fiebre del fútbol en EE.UU.?


Por Matthew Futterman y Nick Wingfield
(Wall Street Journal)

Cuando se trata de deportes, uno de los ejemplos más testarudos de lo diferentes que son los estadounidenses es el uso de la palabra "soccer". Alrededor de 6.000 millones de personas alrededor del mundo eligieron llamarlo "fútbol". Pero a los estadounidenses no les importa.

Sin embargo, en los últimos meses, este deporte ha avanzado un poco en Estados Unidos. Luego de que la Liga Mayor de Fútbol (MLS, por sus siglas en inglés), la liga profesional estadounidense, jugó su partido de las estrellas el 29 de julio en el Estadio Rio Tinto de Utah, hay cada vez más evidencia de que la actitud parroquial de EE.UU. hacia este deporte se desvanece con rapidez.
[+/-]
El junio, la selección masculina de EE.UU. capturó la imaginación del mundo —y unos cuatro millones de televidentes estadounidenses— cuando casi vence a Brasil en la final de la Copa de las Confederaciones.

La final de la Copa de Oro, el 26 de julio, entre un equipo de suplentes de EE.UU. y México atrajo a 80.000 aficionados al estadio de los Gigantes de Nueva York (que está ubicado en Nueva Jersey), mientras que alrededor de dos millones de estadounidenses asistirán en los próximos meses a partidos en los que jugarán algunos de los mejores equipos europeos. Los derechos de transmisión de la Copa de campeones en EE.UU. desataron una guerra de ofertas entre los canales deportivos ESPN y Fox Soccer Channel, y la inclusión de un equipo de Seattle en la MLS se ha convertido en el evento más importante en esa ciudad. Para el año próximo, la MLS tendrá nueve estadios exclusivos para fútbol, que ofrecerán la misma atmósfera cálida de los de Europa.

Esas señales de fortaleza, combinadas con una de las tasas de participación más altas entre los jóvenes que practican deportes, hacen que hasta los tradicionalistas más firmes del deporte crean que el auge del fútbol en EE.UU., muy promocionado y siempre a punto de producirse, finalmente habría llegado.

"Los inversionistas estadounidenses que ponen su dinero en el extranjero deberían invertir aquí", afirmó Joseph "Sepp" Blatter, presidente de la FIFA, la entidad que gobierna el fútbol mundial. Blatter se convenció del potencial del país para el fútbol durante un viaje reciente, cuando vio grandes campos de juego cerca de Chicago llenos de niños y niñas que jugaban ese deporte mientras sus madres y padres los miraban. "Es el mejor mercado".

La pregunta no es si los estadounidenses alguna vez considerarán al fútbol como más que un deporte de niños, sino si puede adquirir las mismas proporciones que tiene en el resto del mundo: un deporte vigoroso y apasionante. Y si tiene éxito en generar aficionados leales, ¿qué forma tendrá?

En la mayor parte del mundo, ser un fanático del fútbol significa abandonar la simplicidad y ceder ante una sopa de letras global de federaciones, asociaciones, ligas, competencias y copas. Significa alentar alocadamente a un jugador de su selección nacional sólo para pedir su cabeza dos semanas después cuando el club para el que juega se enfrente al suyo.

Para el comisionado de la MLS, Don Garber, el desafío es enseñarles a los estadounidenses una nueva forma de seguir un deporte. "A su nivel base, los deportes son locales y tribales", afirmó Garber.

"Debe tratarse de esa experiencia de un padre y un hijo o una hija que van a un partido y comparten algo mientras alientan juntos a su equipo local".

El mejor ejemplo de esto es la franquicia de la MLS en Seattle. Durante su primera temporada, los Sounders, que ocupan el segundo puesto en la Conferencia Oeste, han batido los récords de ventas de entradas para toda la temporada de la MLS. La asistencia a sus partidos de local —con un promedio de 30.000 espectadores— es la mejor en la liga por casi 10.000 espectadores. Los partidos en el Qwest Field, en los que bulliciosos fans cantan y saltan, atraen en promedio a más espectadores que el equipo de béisbol de Seattle, los Mariners.

El dueño mayoritario del equipo, Joe Roth, ex presidente del directorio de Walt Disney Studios, afirma que su sueño es "convertir a los Sounders en un equipo de primera categoría en una ciudad estadounidense. Creo que estamos en camino".