domingo, 16 de agosto de 2009

Muchos villanos y muy pocos héroes


Por G. Noriega (Crítica de la Argentina)

Es difícil disponer de una columna sobre televisión y no hablar del conflicto del fútbol. También es difícil decir algo que no se haya dicho. Sólo queda pasar en limpio ideas esbozadas en los diarios y la web, algunas ya desarrolladas en esta columna antes de que se desate el conflicto. El panorama que queda es el de una historia con muchos villanos y casi ningún héroe.
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Es difícil disponer de una columna sobre televisión y no hablar del conflicto del fútbol. También es difícil decir algo que no se haya dicho. Sólo queda pasar en limpio ideas esbozadas en los diarios y la web, algunas ya desarrolladas en esta columna antes de que se desate el conflicto. El panorama que queda es el de una historia con muchos villanos y casi ningún héroe.

En primer lugar, el villano corporativo, la empresa TyC. Ejerció el poder monopólico sobre las imágenes generadas por el fútbol de una manera irritante y prepotente. Logró transmitir la totalidad del fútbol pero poniéndola en función de su Fútbol de Primera. Creó un emporio periodístico enorme del cual ahora, sin su materia prima, los partidos, sólo queda una generación de periodistas obsecuentes y sin ideas propias, salvando honrosas excepciones.

En segundo lugar el villano eterno, Julio Grondona. Maneja el fútbol argentino de forma absolutista desde hace décadas y, aun así, lejos de hacerse responsable del escandaloso descalabro económico e institucional de la inmensa mayoría de los clubes, se victimiza como si hubiera asumido la semana pasada.

En tercer lugar, el villano asociado, el grupo Clarín. Blindó periodísticamente a Grondona durante años. Dos personas distintas, de máxima confianza, me contaron independientemente de que la única instrucción explícita que recibieron en su trayectoria durante programas del Grupo y/o TyC fue la de no criticar al presidente de la AFA. Ahora, Clarín informa y editorializa sobre el tema sin poner en claro sus intereses comerciales. Cualquier semejanza con el periodismo es pura simulación.

El cuarto lugar le corresponde al villano oportunista, el Gobierno. Se limitó a decir tres cosas, todas incompatibles entre sí y todas falsas. Que era un asunto de privados en el cual no deberían meterse, que el fútbol debería ser gratis para cuarenta millones de personas y que eso no le saldría un peso al Estado. Tal como están las cosas, parece imposible que la salida a esta situación no pase por la inyección de dinero oficial. La idea de que se gasten fondos públicos para “democratizar” el consumo del fútbol profesional es difícil de justificar, habida cuenta de que no parecen haber sido resueltas las necesidades básicas de un importante porcentaje de ciudadanos. Esta aparente reasignación de fondos no atraviesa ninguna instancia institucional: no se han promovido discusiones públicas ni en el Congreso, ni anuncios oficiales. Sería muy raro que esto termine bien.

Presentados ya los villanos, hay unos pocos, solitarios héroes. Víctor Hugo Morales y su equipo de Continental (incluyendo algunos que ya no están con él, como el Chavo) sostuvieron su voz independiente y crítica a lo largo de estos años, contra Grondona y Clarín. Juan Pablo Varsky, por su parte, co-conductor de Fútbol de Primera, desde su columna en La Nación asumió la necesidad de hablar del tema con sinceridad y transparencia, sin disimular su lugar de enunciación. Abrazo de gol para ellos.