Por Phil Izzo (The Wall Street Journal)
La mayoría de los economistas que participaron en la última encuesta de The Wall Street Journal opina que Estados Unidos no necesita un nuevo paquete de estímulo, a pesar del alza del desempleo.
Apenas ocho de los 51 economistas encuestados dijeron que se necesitan más medidas de estímulo y sugirieron un gasto adicional promedio de unos US$ 600.000 millones. La mayoría de los economistas pronostica una tasa de desempleo de por lo menos 10% hasta junio del próximo año, la que caería a 9,5% antes de diciembre de 2010.
"Se acerca la madre de todas las recuperaciones sin empleo", manifestó Allen Sinai de Decision Economics. El economista, sin embargo, no es partidario de lanzar otro plan de estímulo en estos momentos, puesto que cree que hay que dejar que transcurra el tiempo suficiente para que "los rezagos de las decisiones de política fiscal y monetaria" se puedan "sentir en todo el sistema."
Al igual que la mayoría de los economistas sondeados, Sinai indicó que el grueso del paquete de estímulo no surtirá efecto hasta 2010. Consultados acerca del impacto del estímulo en la economía, un 53% de los entrevistados señaló que ha provisto un impulso relativo, pero que el efecto mayor todavía está por llegar.
Tal opinión coincide con la postura del equipo económico del gobierno del presidente Barack Obama sobre el estímulo. Aunque algunos pesos pesados del Partido Demócrata, como el representante de Maryland Steny Hoyer, han dicho que considerarían otra ronda de estímulo, Rob Nabors, subdirector de la Oficina de Gestión y Presupuesto, dijo el miércoles que el gobierno no ha analizado la posibilidad de un nuevo plan.
Nicholas Perna, de Perna Associates, uno de los partidarios de una nueva ronda de estímulo fiscal, dijo que hay razones de peso para ello. "La razón más evidente es la necesidad de compensar la gran presión fiscal que recién empieza debido a los aumentos de impuestos de los gobiernos estatales y locales y los recortes de gastos para tratar de equilibrar sus presupuestos", aseveró.
La mayoría de los economistas encuestados, sin embargo, son más cautos y esperan que el recién concluido segundo trimestre sea el último en el que el producto bruto interno se contraiga. Proyectan que EE.UU. crecerá a una tasa anualizada y desestacionalizada superior al 2% en el primer semestre de 2010. La mediana de los pronósticos, asimismo, anticipa que el fin de la recesión se producirá el mes entrante.
Algunos economistas esgrimieron otros motivos para oponerse a un nuevo estímulo. Más de un tercio dijo que el paquete fiscal tendrá un efecto limitado en la economía, mientras que el 6% manifestó que el estímulo ha perjudicado a la economía.
La mayoría de los economistas respaldaron la reforma del sistema estadounidense de regulación financiera. Un 44% indicó que la propuesta era aceptable dada la realidad política, mientras que un 15% señaló que haría más seguro el sistema financiero. Sin embargo, el 23% afirmó que el plan sofocará la innovación y el crecimiento y un 19% manifestó que se trata de un intento débil de atacar las vulnerabilidades expuestas durante la crisis.
En promedio, los economistas asignaron una probabilidad de 65% a que se promulgue una reforma regulatoria en el plazo de un año. A su vez, la probabilidad de que se decrete las leyes de cambio climático y reforma de la salud en los próximos 12 meses desciende a un 50%. El desempeño del gobierno, por su parte, aún divide a los economistas. Tanto el presidente Barack Obama como el secretario del Tesoro Timothy Geithner obtuvieron una mediana de 70 sobre 100 por su manejo de la crisis financiera, aunque las calificaciones mostraron una amplia variación. La nota, en todo caso, es mejor que los 50 y 60 puntos obtenidos por el ex presidente George W. Bush y el ex secretario del Tesoro Henry Paulson, respectivamente.
El presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, en cambio, sigue siendo el mejor de la clase con unan calificación de 85 puntos. Un 93% de los economistas encuestados aseveró que debería permanecer un nuevo período al frente de la Fed.