Por Bob Davis y Greg Hitt (
Wall Street Journal)
En un intento por revivir el respaldo al libre comercio dentro de Estados Unidos, el gobierno del presidente Barack Obama planea presionar a países extranjeros para que incrementen sus importaciones de productos agrícolas y manufactureros estadounidenses, aunque con la suficiente delicadeza como para evitar una respuesta proteccionista.
"Para salvar el comercio, debemos tratar de modo más honesto con aquellos que opinan que los beneficios [del comercio] no han sido tangibles para ellos", afirmó el representante comercial de EE.UU., Ron Kirk, en una entrevista el martes. "Debemos ser serios respecto al cumplimiento de las reglas".
[+/-]El jueves, Kirk planea viajar a Mon Valley Works, un complejo siderúrgico en Braddock, estado de Pensilvania, para decirles a los trabajadores del sector que EE.UU. empezará a realizar revisiones regulares de los países cuyas regulaciones y otras prácticas limiten las exportaciones estadounidenses de bienes agrícolas y manufacturados. En el sector agrícola, por ejemplo, EE.UU. cuestionará las restricciones a las importaciones basadas en cuestiones sanitarias que Washington considera falsas, como por ejemplo la prohibición de los productos de origen porcino por parte de Rusia, China y otros países, como consecuencia del brote de gripe H1N1.
El esfuerzo de EE.UU. tratará de avergonzar a los países lo suficiente como para que cambien sus políticas, en lugar de amenazar con aranceles u otras penalizaciones directamente.
"Una de las quejas legítimas contra nuestra política comercial es que la gente opina que permitimos que nuestros socios nos traten sin consideración", dijo Kirk, a costa de empleos estadounidenses. "No creo que sea demasiado pedirles a nuestros socios comerciales que cumplan las leyes que ellos mismos acordaron".
Las autoridades que dictan la política económica en la Casa Blanca argumentan que necesitan fomentar el comercio para combatir la recesión global, pero admiten que tienen poco campo de maniobra política en casa.
El presidente Obama quiere conseguir la aprobación de tres pactos de libre comercio y concluir las negociaciones de un pacto comercial global para fines del año entrante. La iniciativa que Kirk planea revelar el jueves podría reducir el escepticismo de los estadounidenses, apaciguar a los sindicatos y aumentar las posibilidades de que esos pactos sean bien recibidos en el Congreso.
El comercio global sigue en contracción. El miércoles, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) reportó que el valor de las exportaciones en 30 países del bloque durante el primer trimestre cayó 13,4% respecto al trimestre anterior, y las importaciones se redujeron en un 15,2%.
Fomentar el comercio podría ayudar a revivir el panorama económico en EE.UU. y otros lugares. Kirk dijo que la iniciativa podría traducirse en empleos, a medida que los socios de EE.UU. se vieran obligados a cumplir sus compromisos de abrir sus mercados. "Tiene un valor práctico real en nuestra estrategia económica general", dijo.
El gobierno de Obama ha tenido dificultades para articular una política comercial clara. Como candidato presidencial, Obama esgrimió una postura comercial dura y urgió a la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta). Como presidente, ha apoyado medidas de libre comercio: prometió en varias cumbres del G-20 que no tomaría medidas proteccionistas y también suavizó estipulaciones de "Compre Estadounidense" en el paquete de estímulo que habrían limitado la capacidad de las compañías extranjeras para competir en licitaciones por contratos del gobierno de EE.UU.
Para ganarse a un público escéptico en relación al comercio, Obama ahora sigue la táctica delineada por gobiernos republicanos y demócratas anteriores: aparentar adoptar una postura firme con los socios comerciales y mostrar que los pactos comerciales pueden impulsar las exportaciones y los empleos, y luego usar esa credibilidad para presionar por nuevos acuerdos comerciales.
Kirk dijo que el gobierno movilizaría los departamentos de Comercio, Agricultura y Trabajo, así como su propia oficina, para presionar a los países que no cumplen con las reglas para que retiren las barreras regulatorias.
El gobierno también trabaja en otra iniciativa para hacer cumplir los derechos laborales en los pactos bilaterales de libre comercio. En general, esos acuerdos obligan a los socios comerciales de EE.UU. a hacer cumplir sus propias leyes laborales y a impulsar la convergencia de dichas leyes con estándares internacionales.