Preocupado por un futuro inflacionario, Scott Van Steyn encontró la respuesta en una pequeña montaña de brillantes monedas de oro de una onza. De hecho, estas representan una buena parte de los activos de este médico.
"Hay 2.000 años de historia que muestran que el oro es la mejor inversión durante tiempos de mala inflación", dice Van Steyn, un cirujano ortopédico de 45 años. "La gente solía reírse de mi por comprar oro. Ya no lo hacen".
Más y más inversionistas están adquiriendo lingotes del tamaño de iPhones o monedas como las estadounidenses American Eagle o los Krugerrands sudafricanos. Las compras individuales de lingotes casi se doblaron el año pasado, en medio de un pánico apocalíptico por el estado del sistema financiero, a 862 toneladas.
Recientemente, esa demanda impulsada por el pánico ha cedido terreno a un temor más calmado, pero aún potente de que las acciones sufran a medida que la recesión se extiende, por lo cual el oro tiene sentido como inversión. Al mismo tiempo, hay una creciente ansiedad por la inflación entre personas como Van Steyn, como resultado del gigantesco estímulo fiscal del gobierno de Obama.
"Cuando está en aguas económicas desconocidas, la gente compra oro", dice Shawn Price, gestor del fondo Touchstone Large Cap Growth, el cual posee varios cientos de onzas del metal.
Por supuesto, el tener en las manos lingotes de oro conlleva sus propios riesgos, comenzando por cómo mantenerlo seguro. También se corre el riesgo de que el oro, tal como ha sucedido en el pasado, decepcione a los inversionistas que fueron atraídos por su especial brillo.
Aunque la compra de oro por parte de los inversionistas ha caído desde su cenit de 2008. Las 130 toneladas compradas durante el primer trimestre son 50% más que el promedio del trimestral durante la última década y los analistas dicen que las ventas para el resto del año deberían mantenerse fuertes.
Aunque el uso de oro para propósitos industriales y para joyería ha bajado debido a la recesión, la robusta demanda de los inversionistas ha mantenido los precios a flote. En Abril, cuando volvió a hablarse de inflación, los precios del oro subieron a más de US$900 la onza, alcanzando los US$983 a principios de junio. Desde entonces, ha bajado a US$909, gracias a factores como el que India haya doblado los impuestos a la importación de oro. Sin embargo, por buena parte de la última década, el oro ha estado en auge, con los precios triplicándose desde 2002. A lo largo del mismo período, el Promedio Industrial Dow Jones ha caído 10%. Todo esto se presenta en momentos en que el suministro de oro recién extraído está cayendo.
Sin embrago, muchos asesores financieros son temerosos de poseer oro en su forma física. "Si hay un caos total, ¿va a poder romper un pedazo de su oro para ir a comprar leche a la tienda?, pregunta Michael Goodman, presidente de Wealthstream Advisors.
Aunque a menudo recomiendan poner 10% de su portafolio en commodities como el oro, a largo plazo, algunos asesores piensan que no debería incluirse el oro en forma física, o en otros vehículos como los fondos que cotizan en bolsa. Su razonamiento es que el oro tiene un mejor desempeño en épocas de turbulencia y no tan bien en otras épocas.