Por Denisse Cepeda (
El País, Madrid)
América Latina será una de las primeras regiones del mundo en salir de la crisis. La razón: goza de entidades financieras fuertemente capitalizadas. En Latinoamérica no se han producido quiebras bancarias, como las ocurridas en Estados Unidos y en Europa. Tampoco se registraron activos tóxicos ni deudas hipotecarias por la burbuja inmobiliaria. La recuperación será lenta y gradual, pero la región tiene que luchar contra uno de sus grandes males: el exceso en el gasto en que incurren los Gobiernos.
Ésta fue la conclusión a la que llegó el presidente de la Federación de Bancos Latinoamericanos (Felaban), Ricardo Marino, en la clausura de un seminario sobre el papel impulsor de la banca en el proceso de recuperación de las economías iberoamericanas. El encuentro se celebró en la Bolsa de Madrid y fue organizado por la Secretaría General Iberoamericana y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Para Marino, "Latinoamérica será una de las primeras regiones del mundo en participar de ese ciclo de recuperación" y decrecerá menos que el promedio mundial. Su crecimiento se situará en el 4,5% este año. El producto interior bruto (PIB) caerá de media entre el 2,3% y el 3%, porcentajes menores que los que se calculan para Europa, según el representante de la Felaban, un gremio que agrupa más de 500 bancos y entidades financieras.
[+/-]Marino insistió en que América Latina se encuentra en una posición privilegiada y que está mejor preparada para afrontar la crisis en comparación con la de los años ochenta. "Los bancos están muy bien provistos para hacer frente a la morosidad", dijo. Al experto le preocupa, sin embargo, el gasto desenfrenado, una práctica que siempre seduce a los Gobiernos latinoamericanos. "Solamente en este punto podemos perder el control. Hay que pensar en inversiones, porque esto sólo da resultados a corto plazo", advirtió.
El banquero también pidió prudencia en la gestión del crédito y "hacer una concesión selectiva basada en los riesgos para salir más rápido que el mundo desarrollado de la situación de crisis".
El secretario general iberoamericano, Enrique Iglesias, recordó que el crecimiento de América Latina y su recuperación económica dependen mucho de los países desarrollados. "Es difícil saber hasta qué punto se verá afectada la región. Va a depender mucho de cómo y cuánto se extienda la recesión en Europa y Estados Unidos", agregó.
México ha sido un ejemplo de cómo el deterioro económico de Estados Unidos ha afectado gravemente a su evolución. Iglesias confía en que los mercados emergentes como China e India puedan impulsar el crecimiento de la región por la gran cantidad de materias primas que demandan.
Como Latinoamérica depende en gran medida de los países ricos, el secretario iberoamericano pidió a los Gobiernos que mantengan la macroeconomía sólida y que se preocupen por controlar la parte fiscal y la monetaria para así evitar que se dispare la inflación. Además, demandó preservar la consolidación del sistema financiero. "Es uno de los grandes activos que tiene hoy América Latina", recordó.
El banquero Ricardo Marino hizo una última recomendación: incrementar los fondos destinados a la financiación del comercio exterior y la inversión directa. El organismo ha pedido el apoyo de entidades internacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Interamericano de Desarrollo, para estimular esta medida. La lección que dejó este seminario iberoamericano fue, en definitiva: "Trabajar en el presente, aprender del pasado y construir el futuro".