Apenas habían pasado algunas horas de la derrota electoral y reunidos en Rufino, el bar del barrio de Núñez que convoca todos los miércoles a modelos y a aspirantes fashion, los amigos habían empezado a festejar por adelantado lo que a esta altura era un secreto a voces en el seno del Gobierno. Mientras Jorge "Corcho" Rodríguez, un íntimo del grupo, cantaba temas de Pappo, las miradas de quienes compartían la mesa central se cruzaban con las de personajes como Marcelo Tinelli, Adrián Suar, el actor Guillermo Francella y hasta el futbolista Diego "Cholo" Simeone.
El festejo siguió el jueves en Santino y se extendió, dos días después, el sábado a la noche en el cumpleaños que el heredero del Banco Macro Jorge Brito (h.) hizo en el Hotel Faena en Puerto Madero, tenía como centro a quien 72 horas más tarde fuera designado como flamante ministro de Economía de Cristina Fernández: Amado Boudou.
Sus amigos eran testigos de que Aimé, como lo conocen desde chico en su Mar del Plata de la infancia (mote que surge de traducir su nombre al francés y que heredó de su padre, también de nombre Amado), venía coqueteando con la idea de hacerse cargo de un Ministerio desde hace meses. Siempre le gustó el alto perfil, subrayan quienes lo rodean.
Ya de joven, cuando estudiaba Economía en la Universidad Nacional de de Mar del Plata (obtuvo un promedio de 8,19), se destacaba como dirigente de Unión para la Apertura Universitaria (UPAU), el brazo político de la Ucedé en los centros estudiantiles de las distintas facultades del país. Su par, en la Facultad de Derecho, era el también marplatense Ricardo Echegaray, hoy al frente de la AFIP.
Corrían los años ?80, y con la gestión de Raúl Alfonsín como telón de fondo, las ideas por las que luchaba este grupo de jóvenes de la UPAU, estaban más alineadas con las que luego implementaría el menemismo en los ?90, como fue la privatización de los servicios públicos.
Aunque, recuerdan representantes de otras fuerzas, "en la universidad nunca ganaron una elección". Todo, pese al gran carisma de Boudou, que es descripto por varios de sus ex compañeros de Economía como "extremadamente simpático y jovial".
Una figura del radicalismo marplatense lo definió en pocas palabras: " Aimé ha sido siempre un tipo entrador, un encantador de serpientes".
Era, después de todo, uno de los responsables del boliche de mayor éxito en la costa atlántica: Frisco Bay. Allí, Boudou pasaba música y se encargaba de convocar los viernes a algunos de los principales grupos de música nacional. De esa época arrastra una de sus aficiones, como es la colección de guitarras eléctricas (tiene más de 12), que toca de vez en cuando. Alguna vez se lo vio, guitarra en mano, en los shows de fin de año de la Anses. También adquirió fama de galán, que alimenta con su eterna soltería.
Aimé era realmente bueno en el manejo de las relaciones públicas y, de hecho, montó en su juventud un negocio de organización de eventos. Su broche de oro fue la producción de un recital playero denominado Rock in Bali, que todavía hoy evocan muchos marplatenses. Fueron cuatro ediciones, con más de 15.000 personas cada una, en las que participaron grupos de la talla de Soda Stereo, Sumo, Virus, Los Violadores, que ya eran furor en los frescos años de la democracia.
Frisco Bay quedaba a pocos metros de la ruta 88, camino a Necochea, lejos del bullicio de La Feliz, pero pegada al basural de la empresa de recolección de residuos Venturino Eshiur, en la cual Boudou hizo sus primeros pasos en el sector privado. Su hermano Juan estaba por ese entonces de novio con una hija de Venturino, Verónica.
El economista ingresó en 1990 en el departamento comercial, y sólo dos años más tarde, a los 30 años, se hizo cargo de la gerencia general de la compañía. En el puesto, sin embargo, duró hasta 1995, cuando la empresa quebró luego de que uno de sus grandes clientes municipales le rescindió el contrato. Una versión de la historia cuenta que el entonces intendente Mario Russak le sacó la mitad de la zona que cubría la empresa por falencias en el servicio.
Una fuente consultada recordó una anécdota para ilustrar cómo gestionaba la empresa. Boudou y otros ejecutivos de la firma esperaban un vuelo de Capital Federal por cuestiones de negocios. Pero el avión se demoró. Durante la espera tocó pista una aeronave que hacía escala en Mar del Plata y seguía para Bariloche. "Vamos a Bariloche", tentó a sus compañeros que, como él, vestían de traje y no llevaban equipaje alguno. No tardó en convencerlos. "A Aimé era difícil decirle que no", insistió la fuente.
Junto con algunos conocidos, Boudou participó luego de la fundación de otra empresa de recolección de residuos en la costa atlántica, llamada Ecoplat, en la cual se encargaba de la gestión y cobro ante los municipios. Un ex intendente aseguró que "nunca habían tenido problemas con él".
Camino a la ciudadDe la mano de un amigo de la Facultad de Ciencias Económicas, Benigno Vélez, Aimé llega en 1998 a la Anses. (Más tarde, Vélez terminaría siendo su subordinado.) "Empezó en la Anses de abajo, como analista, y fue subiendo. Porque hasta 2002, la Anses no existía y casi no había economistas. Pero con la devaluación, empezó a caer la plata y hacía falta gente con conocimiento técnico", relata alguien que desde hace tiempo merodea los pasillos del organismo previsional. La necesidad de perfeccionarse lo llevó a realizar un máster de Economía. La universidad elegida fue el CEMA, cuna del neoliberalismo, y de la que se destacan como exponentes el ex titular del Banco Central Pedro Pou, el economista Jorge Avila o el ex ministro de Economía Roque Fernández.
No sólo logró el título de magíster en 2003, sino que siguió como miembro académico de la institución, como profesor titular de Análisis Económico de la Empresa. También comenzó un doctorado, que nunca terminó.
Claro que, su mayor logro para el kirchnerismo -la eliminación del sistema privado de AFJP- fue luego lo que lo alejó definitivamente de la institución educativa. Tanto que, apenas asumió como ministro, circuló entre los profesores del CEMA un mail en el que se hacía referencia a Boudou como un "yuyo". No hace falta que los docentes o alumnos de la universidad aclaren que están en contra del pensamiento del hombre que hoy no forma parte del núcleo más íntimo de Néstor y Cristina (copado casi exclusivamente por el ministro de Planificación, Julio De Vido, y por el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini), pero sí está muy bien considerado por la Presidenta.
"Boudou tiene la habilidad innata para poder expropiar decenas de millones de pesos a los jubilados y lograr que el Congreso se lo apruebe", ironizó un economista consultado.
Con todo, un miembro del Consejo Superior del CEMA, reconoció que "se lo respeta como docente, porque tenía una muy buena calificación entre sus estudiantes". Todos los años, los alumnos llenan una planilla con un cuestionario y Boudou siempre salía bien evaluado, por encima del promedio. "Esto indica que es una persona con una gran habilidad expresiva, pero -continuó- no es lo mismo tener habilidad como docente que tener habilidad técnica. Esto se mide por los trabajos publicados y no le conozco antecedentes importantes."
En paralelo al CEMA, Boudou nunca descuidó su trabajo en la Anses. Allí conoció a su gran impulsor dentro del kirchnerismo, que fue Sergio Massa. Mientras se desempeñó como titular de la Anses, Massa confió en Boudou como en su mano derecha. Su protegido, agradecido, lo reconocía como "padrino" y hasta dejó de lado la camiseta del Alosivi de Mar del Plata para hacerse hincha de Tigre, cancha a la cual asistía regularmente con su mentor. No dudó así Massa en sugerirlo como su reemplazante, cuando dejó el timón de la Anses para asumir la Jefatura de Gabinete.
Pero hoy, su amistad estaría desgarrada, dicen quienes más los conocen. Boudou supo encontrar rápidamente un atajo a la Casa de Gobierno, a espaldas de quien había sido su mentor, y las vueltas de la vida hicieron que ingresara triunfante al gabinete de Cristina, al tiempo que el ex intendente de Tigre carga con el peso de la derrota electoral del oficialismo.
En la última entrevista que Boudou dio a LA NACION, apenas había asumido como jefe de la Anses y había anunciado el fin de las AFJP, quedó en evidencia el resquebrajamiento de la relación. Se decía entonces que Massa no estaba de acuerdo con la medida (incluso él había dejado trascender días antes a los medios que el Gobierno planeaba un esquema de bifondos para las AFJP). Consultado sobre esas supuestas discrepancias, Boudou las negó tajantemente. Esgrimió, a modo de prueba, que ese domingo irían con Massa a ver a Tigre contra Huracán. Pero el partido se estaba jugando ese mismo sábado, mientras transcurría la entrevista.
Aimé , sin embargo, mantiene una excelente relación con uno de hombres clave del núcleo pingüino: Julio De Vido. Fue con dinero de la caja jubilatoria que el Ministro de Planificación financió algunos de los proyectos de infraestructura más importantes de esta gestión, como la finalización de la central de Atucha II, las centrales térmicas de Ensenada y Santa Fe, y la de Pilar, cuya construcción está en manos de Electroingeniería, una empresa ligada al kirchnerismo.
Aunque la relación entre ambos había comenzado antes de que Aimé se transformara en el número uno de la Anses. En diciembre de 2003, Boudou pidió licencia en el organismo previsional para acompañar al intendente del Partido de la Costa, Juan De Jesús. Aimé ya lo había apoyado durante la campaña y asumió la Secretaría de Hacienda del partido. Mientras estaba en funciones, avaló con su firma un estratégico (y finalmente, polémico) Plan Federal de Viviendas que lanzó con el mismísimo De Vido.
Abundan en Internet los artículos periodísticos que hablan luego del escándalo que envolvió la operación. De las 486 casas que debían ser construidas en las localidades de Mar de Ajó, San Clemente y San Bernardo sólo se terminaron menos de 100 hasta 2006, año en el que se había estipulado la concreción de la totalidad del plan. En el medio, la empresa adjudicataria de la obra, Cantera FC, abandonó el proyecto sin argumentos. Ya había cobrado 73,9% de lo presupuestado (más de $ 20 millones). No obstante, una investigación que comprometía a Boudou fue archivada meses atrás en el Concejo Deliberante, con el voto mayoritario del oficialismo. Cercanos al ministro de Economía aseguran que si bien el proyecto contaba con su firma, él ya no formaba parte de la gestión cuando se desató el escándalo.
Perspectivas en danzaEn principio, para Boudou, el Palacio de Hacienda sería sólo un paso intermedio para lograr otros objetivos, como la intendencia de Mar del Plata (su corazón está ahí, al igual que sus presuntas inversiones inmobiliarias más recientes), o la Jefatura de Gobierno la ciudad de Buenos Aires, para la cual estaría trabajando de cara a 2011, algunos dicen, de la mano del flamante secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi. Boudou nació en la Capital, se crió en Mar del Plata, vota en Saavedra, tiene domicilio en Palermo y vive en Puerto Madero, donde se lo puede ver los fines de semana en su moto Harley-Davidson.
Ahora es una incógnita si en su nuevo puesto privilegiará sus genes liberales o su adoctrinamiento "nacional y popular". Deberá resolver si sigue avalando sin cuestionamientos las beleidades del controvertido Guillermo Moreno, como hizo cuando estaba en la Anses, que financió desde el rescate de la papelera Massuh hasta el de la automotriz General Motors, o si se le planta en firme. También está por verse si su carisma y magnetismo son lo suficientemente fuertes como para sortear la tozudez de Néstor Kirchner, quien en las sombras todavía maneja las riendas de la economía. Este es el paso previo para empezar a soñar con más.