CIUDAD DE MÉXICO— Tras su importante derrota en las elecciones locales y legislativas del domingo, el presidente mexicano Felipe Calderón inició la segunda parte de su período en el poder sabiendo que su legado político depende de la ayuda de un partido al que combatió durante la mayor parte de su trayectoria política: el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
El PRI, que gobernó México durante 71 años consecutivos hasta su derrota en las elecciones de 2000, fue el gran triunfador en los comicios del domingo, obteniendo un 37% de los votos para una nueva cámara baja, contra el 28% del conservador Partido de Acción Nacional (PAN) de Calderón. Por su parte, el izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), que en 2006 estuvo a punto de ganar las elecciones presidenciales, recibió apenas un 12% de los sufragios, en medio de varias divisiones.
El sólido desempeño del PRI representa un triunfo importante para un partido que quedó en tercer lugar en las elecciones de 2006. Su votación le permitirá tener unos 238 de los 500 escaños de la Cámara de Diputados. Junto a sus aliados del Partido Verde, que logró un sorpresivo 7% de los votos, tendrá una mayoría efectiva. "De todas, todas, con nuestros datos ganamos todas las gubernaturas", dijo una sonriente Beatriz Paredes, la presidente del PRI, ante un grupo de partidarios.
Calderón es más conocido por la guerra que ha librado contra el narcotráfico, una batalla que sigue siendo popular a pesar de las cerca de 12.000 muertes que ha cobrado desde diciembre de 2006. La economía, no obstante, es una de las más golpeadas por la recesión global y se proyecta una contracción de 5,5% para este año. La apatía de los electores también le dio una mano al PRI, que sigue estando muy bien organizado a nivel local, en la movilización del voto.
"Voto por la opción menos mala dadas nuestras pobres opciones", dijo Ana Luisa Torres, un ama de casa de 57 años que votó por el PAN. "México no está bien y no estamos haciendo los cambios necesarios lo suficientemente rápido".
Otro votante, Luis Peña, un jubilado de 65 años, dijo que votó por el PRI porque el PAN "demostró que no sabe qué hacer con el poder".
Desde que el candidato del PAN Vicente Fox obtuviera la presidencia, en 2000, el partido ha carecido de una mayoría legislativa, lo que ha limitado su margen de maniobra.
Puesto que el PRD tiene una ideología más de izquierda, el PRI ha pasado a ser el operador más importante, apoyando o bloqueando proyectos de ley. Como resultado, el PAN ha sido incapaz de desmantelar el legado de los gobiernos unipartidistas del PRI. Los sindicatos respaldados por el PRI, por ejemplo, siguen dominando sectores como la educación y el petróleo. Eso ha perjudicado los intentos del país por reformar la economía.
El año pasado, sin ir más lejos, México descendió del puesto 52 al 60 en el ránking de competitividad global elaborado por el Foro Económico Mundial. Ahora, el PRI será más fuerte. Debido a que la Cámara de Diputados tiene control exclusivo sobre el presupuesto, el PRI tendrá un importante control de las cuentas del país durante los próximos tres años, señalan los analistas.
El PAN ni siquiera cuenta con los votos necesarios para imponer un veto legislativo. "Calderón ahora es rehén del PRI", opina Luis Rubio, director del centro de estudios CIDAC.
En señal de la desilusión del electorado, hasta el 7% de los sufragios presentados fueron intencionalmente dejados en blanco en señal de protesta contra los partidos tradicionales. Los principales intelectuales del país organizaron la campaña como mensaje a los partidos para que dejaran de lado sus rivalidades.
El Partido Verde de México se quedó con 7% de los votos, pero no gracias a ninguna propuesta ecológica. Su campaña estaba basada en el apoyo a la institucionalización de la pena de muerte.
El partido de Calderón habría sufrido una mayor derrota de no ser por su guerra contra los carteles de la droga, la cual ha involucrado el enviar a 45.000 soldados a diferentes estados. Esta ofensiva sigue siendo popular entre los votantes, pese a la violencia.
"Los mexicanos están dispuestos a soportar la violencia a corto plazo si sienten que el gobierno está dedicado a detener a los narcos", dice Roy Campos, director de la firma de encuestas mexicana Consulta Mitofksy.
Los analistas dicen que el resultado de las elecciones tiene más que ver con las dinámicas del sistema político mexicano que un referéndum a la gestión de Calderón. En resumen, los votantes en las elecciones legislativas mexicanas se concentran en temas y candidatos locales y los partidos tienden a regresar a sus promedios históricos en los resultados.
"Cuando la votación legislativa es baja, beneficia al PRI porque ellos tienen la estructura de partido más grande en México", dice Luis de la Calle, un ex funcionario de corretaje y consultor político.
La elección fue mucho más calmada que la de la elección presidencial de 2006, la cual terminó en una votación disputada por días. Cuando Calderón fue finalmente declarado como vencedor, su oponente, Andrés Manuel López Obrador, del PRD, se negó a conceder la derrota y salió a las calles a protestar con sus simpatizantes.
En el tiempo que ha pasado desde entonces, López Obrador aún no se refiere a Calderón como "presidente" y ha alienado a muchos votantes con su postura radical. Las luchas internas entre facciones rivales también han afectado al partido.
Las acciones de López Obrador han ayudado a abrir el camino para el retorno del PRI. Aunque el antiguo partido gobernante aún no ha cambiado su reputación y sigue siendo dominado por intereses externos y acuerdos poco transparentes, las encuestas muestran que ya no es el partido menos admirado, como lo fue por muchos años. Esta poco halagadora distinción ahora pertenece al PRD, dice Campos.
Luego de la votación, el que México salga de su letargo dependerá principalmente de la maquinaria interna del PRI, el cual ya es una conjunto de intereses y grupos diferentes que pujan por el poder. Varios líderes clave del PRI podrían decidir que para competir con efectividad en las elecciones presidenciales de 2012, el partido necesita mostrar a los votantes que puede gobernar responsablemente.
"Habrá incentivos para que las cosas mejoren", dice de la Calle. "Calderón estará bajo presión para mostrar que no es irrelevante y el PRI debe mostrar que puede lograr algo".