martes, 7 de julio de 2009

Ángel Cappa: "El futuro del fútbol está en el pasado"


Por Diego Torres (El País, Madrid)

Ángel Cappa (Bahía Blanca, 1946) es el entrenador de Huracán, el viejo club porteño del barrio de Parque Patricios. Dicen que lleva meses sin cobrar, cosa habitual en el fútbol argentino. También dicen que le da igual. Que está viviendo una de las épocas más felices de su vida. Los jugadores de Huracán son conocidos como Los Ángeles de Cappa por la vocación docente del técnico, que promocionó a ocho canteranos. Su mayor virtud ha sido despertar la conciencia adormecida del fútbol argentino, anquilosado desde hace años por la corrupción y el oportunismo, más pendiente del negocio que de la pelota.

Pregunta. ¿Por qué funciona un equipo modesto, como Huracán, en un ámbito tan complicado como el fútbol argentino?

Respuesta. En primer lugar, en el fútbol actual, y también en Argentina, lo primero que le arrebatan al jugador es el placer de jugar. Le quitan el coraje. Entonces no se juega. Se cumple una función que termina siendo penosa, para tratar de ganar puntos. El jugador intenta hacer todo seguro. Y el fútbol entraña un riesgo. Hay que entrenarse para correr ese riesgo y asumir el riesgo de jugar. Lo primero que puse como norma es que se animen a jugar. Hay que disfrutar del juego, eso permite al jugador a rendir más.

P. ¿Cómo se traduce eso en el campo?

R. En que asumo el error como parte natural del juego. Nos ocurrió en un partido: un jugador le dio un pase a un contrario y de eso vino un gol. En el vestuario le dije: "No pasa nada. En el segundo tiempo tienes que ser el mejor de la cancha". Entonces el tipo juega, y como se anima... Después vienen los conceptos estrictamente futbolísticos, que son la participación de todos los jugadores durante todo el tiempo. Los jugadores están acostumbrados a participar colectivamente sólo en el esfuerzo para recuperar la pelota. En Huracán están acostumbrados a participar cuando la tenemos: el lateral derecho, el izquierdo, el central... Todo el mundo participa en la elaboración.

P. ¿Cuál fue la reacción de los jugadores ante este discurso?

R. El modo de entrenar en la pretemporada les llamó la atención porque yo entreno con acciones del juego, con la pelota, y no hago lo que está de moda en Argentina, que es trabajar lo físico con pesas, con chalecos lastrados, con trineos y ese quilombo. Lo que hacíamos es ir a la cancha y jugar a un toque, dos toques, hora, hora y media, en campo reducido y campo grande. De vez en cuando hacíamos físico, pero no era la esencia del trabajo. Me costó que los jugadores entendieran que de esa manera iban a estar bien físicamente. Incluso mejor.

P. ¿Por qué hay tanto miedo al fracaso en Argentina?

R. No sólo en Argentina. Salvo el Barcelona y el Arsenal, los demás hacen lo mismo. No hay más que ver lo que hizo el Manchester en la final de la Liga de Campeones: puso a Rooney a marcar a no sé quién. Así el jugador pierde la seguridad en el juego. Los entrenadores en Argentina tienen miedo a que los echen al tercer o cuarto partido. No quieren arriesgar. Dicen: "Dale para adelante, saca para arriba y allá ponemos un tipo solo a ver si agarramos un rebote y de ese rebote a ver si hacemos un gol". De todos modos hay que ser sincero: Lanús empezó con esta corriente hace cuatro años, y se le han unido Vélez y Godoy Cruz. Hay varios equipos que han intentado jugar bien.

P. ¿Por qué es un fenómeno de los clubes pequeños?

R. Porque Boca, River e Independiente tienen una crisis futbolística e institucional tremenda.

P. ¿Cuál es su modelo?

R. El Arsenal de Wenger. Me fui a Londres a ver cómo juegan y estuve hablando mucho con Fábregas. A mí me encanta que cuando un jugador tiene la pelota siempre tenga dos o tres opciones de pase siempre, en cualquier lugar de la cancha.

P. ¿Cómo se trabaja la posesión?

R. Si tiene la pelota el lateral derecho yo tengo que buscar un espacio para que el ocho, el nueve y el cinco estén en situación de recibir. Esto se logra con un concepto viejísimo del fútbol que ha sido archivado hace muchos años: el que tiene la pelota no corre. Corre el que no tiene la pelota. Entonces, entrenando a uno o dos toques obligo al jugador a ir descubriendo los espacios que hay que ocupar para recibir. Casi nunca un jugador tiene que estar solo porque si está solo conduce, y si conduce se arma el quilombo: choca, desaparecen los espacios...

P. ¿Estos movimientos no desacomodan a los jugadores en caso de perder el balón?

R. No, porque hay otro concepto viejísimo del fútbol... ¡Tuve que agarrar un plumero para desempolvar todo esto y quitarle la tierra a estos conceptos! Un equipo que quiere jugar al fútbol tiene que desordenarse para atacar. Esto es lo que hacen Iniesta, Xavi y Cesc. Ocupan los espacios con suma inteligencia y no van nunca por el mismo lado.

P. ¿Huracán ha vuelto a las esencias?

R. Siempre he dicho que el futuro del fútbol está en el pasado. Lo dicen los jugadores de otras épocas cuando nos ven jugar: "¡Juegan como nosotros!".

P. ¿Qué le dicen los hinchas?

R. Un viejito que trabaja en el Patio Bullrich

[el centro comercial más lujoso de Buenos Aires] abriendo la puerta a los taxis, que no tiene ni un diente, me vio por la calle y me dijo: "¡Angelito, qué grande! ¡Ni un centro tiramos!".

P. ¿No envidia a los entrenadores como Capello, que tienen fama de trabajadores y sólo trabajan para colocar a sus equipos para defender bien sin la pelota?

R. El verdadero trabajo es lograr lo que logró el Arsenal: un trabajo permanente y constante. ¿Pero qué es el trabajo? ¿Levantar pesas, correr y saltar vallas? El trabajo es conseguir que todos participen en la elaboración y en la defensa. Todos defienden y todos tienen que llegar al gol. En Huracán todos los jugadores, menos uno, han marcado goles.

P. ¿Cómo es Bolatti?

R. Es el mejor volante central de Argentina. Tiene personalidad, recuperación, transita los caminos del puesto con una autoridad como si estuviera caminando por su casa...

P. ¿Y por qué se ha extendido la creencia de que se necesitan dos pivotes?

R. Hay muy poco conocimiento del juego y mucho miedo. No se trata de que el cinco esté solo. ¡El cinco nunca estuvo solo! El Arsenal también juega con un solo cinco y Fábregas por delante, que aparece de ocho, de siete, de nueve, de cuatro...

P. ¿Por qué tienen tanto poder los representantes en Argentina?

R. Porque los clubes no tienen ni una moneda y viene un agente y dice: "Por el chaval te doy 100.000 dólares y me das el 70% de sus derechos". Y el club se lo da porque ese 70% es el que le permite pagar los sueldos. Y cuando el pibe llega a Primera y le da la pelota a un compañero entonces el agente lo vende a cualquier lado, cobra una comisión de un millón de dólares y se mete al bolsillo 900.000. Es así por la miseria que hay en el fútbol argentino y porque el dinero de la televisión está injustamente repartido. En Argentina los clubes cobran el 5% de los ingresos de las televisiones. En España, el 25%.