La pérdida de empleos en Estados Unidos se aceleró el mes pasado y la tasa de desempleo aumentó a 9,5%, cerniendo dudas sobre la capacidad de la economía de ese país de recuperarse pronto.
Para empeorar las cosas, la gente trabajó menos y su remuneración se estancó, reduciendo la probabilidad de que el gasto del consumidor ayude a fomentar una recuperación en el segundo semestre del año.
"Creo que hemos superado el período de caída libre en la economía, pero sería prematuro decir que hemos tocado fondo o que lo haremos en los próximos dos meses", sostiene Jeffrey Frankel, profesor de economía de la Universidad de Harvard. "Calculo que la recuperación será lenta".
El aceleramiento de las pérdidas de empleo alimentó la creciente preocupación en los mercados financieros de que la recuperación económica podría estar más lejana de lo inicialmente estimado. Los inversionistas abandonaron las acciones y los commodities, eligiendo en su lugar la relativa seguridad de los bonos del Tesoro de EE.UU. y el dólar.
Los datos contribuyeron a asentar un tono negativo justo antes de la temporada en que se anuncian ganancias, que empieza de lleno la semana entrante con el reporte de Alcoa Inc. Algunos analistas empezaron ya a advertir que los precios de las acciones podrían estar todavía demasiado altos respecto a sus ganancias, incluso tras la retirada de las últimas tres semanas. El Promedio Industrial Dow Jones cayó 218,49 puntos, o 2,6%, a 8.285,57 y el petróleo perdió 3,7%.
El empleo, ajustado por temporada, perdió 467.000 puestos en junio, tras declinar 322.000 en mayo, dijo el Departamento de Trabajo el jueves.
Los hogares siguen pasando dificultades, con un aumento de ingresos promedio por hora de sólo tres centavos entre abril y junio, a US$18,53, el menor salto trimestral desde al menos 1964, cuando se desarrolló la compilación de datos actual. Las empresas también acortaron turnos, reduciendo a su vez lo que los trabajadores pueden ganar. La semana laboral promedio se redujo a 33 horas, frente a 33,6 horas hace un año. Es el menor nivel registrado en la historia.
El informe laboral del jueves moderó el entusiasmo sobre una recuperación robusta, especialmente si ésta dependía del consumidor estadounidense, cuyo gasto es el mayor componente del Producto Interno Bruto.
El economista jefe de J.P. Morgan, Bruce Kasman, dice que la economía de EE.UU. está todavía camino a la recuperación, refiriéndose a un retorno al crecimiento del PIB en la segunda mitad del año, pero dijo que espera que la recuperación sea modesta, con poca creación de empleo. "Tendremos crecimiento, pero tendremos serias dificultades para generar trabajos suficientes para compensar estas pérdidas" dijo.
Estas noticias tampoco son buenas para los socios comerciales, sobre todo China, que dependen de EE.UU. como el motor global del consumo.
La tasa de desempleo subió sólo 0,1% a 9,5% en junio, pero este aumento no toma en cuenta a las 358.000 personas que dejaron de buscar trabajo, saliendo del mercado laboral. La tasa de participación en la fuerza laboral se derrumbó a 65,7% tras aumentar ligeramente en mayo. Si esas personas no hubieran dejado de buscar trabajo, la tasa de de-sempleo habría ascendido a 9,6%, dijo el economista de BNP Paribas Brian Fabbri.
El número de empleos perdidos en junio sigue estando muy por debajo del máximo registrado en el primer trimestre, cuando las pérdidas fueron en promedio de más de 600.000 por mes. Un factor que está ayudando a fomentar el empleo es el paquete de estímulo de US$787.000 millones del gobierno, dicen algunos economistas. Aunque los puestos públicos disminuyeron en junio en parte debido a un despido de empleados temporales de la Oficina del Censo, las contrataciones por parte de los estados del país se mantuvieron.
Aun así, no se espera que el gasto de estímulo por sí solo sea un motor de crecimiento en el segundo semestre para el empleo o la economía en general. Eso se debe parcialmente a que gran parte del dinero se ha destinado a llenar huecos en proyectos que perdieron financiación estatal debido al declive precipitado de las recaudaciones tributarias. Muchos estados también contemplan mayores reducciones de empleos mientras tratan de cuadrar presupuestos, a pesar de la inyección del estímulo.
"Sin lugar a dudas [el gasto del estímulo] está empezando a tener un efecto", dice William Dorey, presidente ejecutivo de Granite Construction Inc., un importante contratista con sede en California. Sin embargo, añadió que el estímulo "no es la varita mágica que hará que todo vuelva a ser como era. No está haciendo que contratemos a mucha gente. Tenemos un exceso de capacidad que no está siendo utilizada".